Qué pena. Una sola función dentro de un abono de
conciertos para la undécima edición del Jardín des Voix, o sea la Academia de
Les Arts Florissants para jóvenes cantantes. Nada menos que con uno de los
trabajos mayores de Purcell, y uno de los caballos de batalla de Christie y su
conjunto. Se podría escribir “memorable” y terminar aquí. Pero ya se sabe que
no, que no es posible.
El foso de la Scala lo ocupa la relativamente pequeña
formación: cada instrumentista un solista y un colega en el arte de hacer
música, como pasará en el escenario con la ‘troupe’ de ocho cantantes y seis
bailarines que se desdoblarán, se sumarán, los cantantes harán al unísono de
coro, terminarán bailando mientras los bailarines si hace falta cantarán y, en
ocasiones, los instrumentistas subirán del foso al escenario.
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