Reportajes
Duarte Lobo: Missa pro defunctis à 8
Emilio Cano Molina
0,0004859
Tras un breve silencio volvemos a encabezar nuestros artículos con este párrafo que nos permite un contacto más directo con la materia que tratamos. Por ejemplo, tras la quiebra de Collins, hemos recibido una última grabación de The Sixteen, con mvsica española e inglesa en tiempos de Felipe II, aludiendo al breve periodo durante el que nuestro rey lo fue también de Inglaterra. También hemos confirmado que este grupo, The Sixteen, todavía no ha encontrado nueva casa discográfica.Juan Luis de la Montaña está a punto de concluir su celebrada serie sobre los centros mvsicales y en connivencia con la dirección de esta casa, estamos preparando una nueva batería de temas para mantenerles ocupados, entretenidos y informados mientras quieran seguir con nosotros, intentando ofrecer temas novedosos e interesantes, combinados con referencias a clásicos de siempre. Sigan leyendo, sigan...El primer paso para hablar de Duarte Lôbo es no confundirlo con el sevillano Alonso Lobo. Tras este importante paso encontramos que Duarte Lôbo fue un compositor portugués, nacido en 1546 y muerto el 24 de septiembre de 1646. Estudió en la Catedral de Évora, con Manuel Mendes, formando con Cardoso y Magalhaes la triada de Évora, al igual que Morales, Guerrero y Victoria forman una mucho más brillante triada de la mvsica española. Duarte Lôbo se convirtió en maestro de capilla de Évora en 1594 y se mantuvo en este puesto hasta su muerte. Lôbo, al igual que otros compositores portugueses, se benefició del auge que recibieron las artes en Portugal con la llegada al trono de Felipe II.Sus seis volúmenes de música litúrgica demuestran que fue uno de los principales exponentes portugueses del estilo polifónico; entre ellos destacan el libro de magnificats de 1605 (ver artículos anteriores) y los Liber missarum de 1621 y 1636.Existen dos versiones de la Missa pro defunctis compuestas por Lôbo, una a seis voces (1636) y otra a ocho (1621). La armonía de esta última es más plana, consecuencia del número de voces, aunque no sea esta una obra policoral propiamente dicha. La armonía de la Missa pro defunctis à 6 es más vistosa, pero aún así, la tradición ibérica de armonías monumentales y relativamente planas para música de exequias sigue teniendo su peso. En este sentido, el Officium Defunctorum à 6 de Tomás Luis de Victoria no es el modelo original de este tipo de obras, sino que fue precedida por los trabajos de Francisco de la Torre, Cristóbal de Morales o Juan Vásquez, entre otros.Su Missa pro defunctis à 8 (1621) hábilmente mantiene el estilo polifónico de Palestrina junto con las más modernas disonancias, adaptando el sombrío texto aproximadamente en el estilo de su contrapunto español, Victoria. En este sentido, se ha llegado a decir que la obra de Lôbo es un homenaje a la de Victoria, cosa absolutamente desmentible por alguien que siquiera haya oído ambas obras un par de veces. Estas similitudes se deben a que el 90% de las misas de réquiem españolas se basan en las mismas melodías gregorianas y éstas son perpetuadas en una de las voces mientras las demás construyen el contrapunto sobre ella. En este sentido es normal que todas las misas de réquiem tengan cierto parecido en los primeros compases del Introitus, pero no deja de ser una mera anécdota.En el caso de la Missa pro defunctis à 8 de Duarte Lôbo, son siete las voces que tejen una malla contrapuntística alrededor del canto llano (generalmente un parafraseo del canto original) y las ocho voces resultantes cantan tanto conjuntamente como en doble coro o en reducidas combinaciones, creando de esta forma un estilo único exento de componentes aparentemente anacrónicos.El Introitus comienza con largas notas y armonías suaves, hasta las palabras "et lux perpetua" dibujadas con un sencillo motivo que da entrada a las voces siguiendo un patrón irregular. La segunda sección de esta parte es mucho más silábica, como suele ser habitual. Los finales de cada sección son en cada obra muy largos, con un gran número de voces que llegan a su nota final tres compases antes del final y la mantienen mientras otras voces dibujan las cadencias resolutivasEl Kyrie tiene una primera sección "Kyrie" bastante corta (12 compases) y un "Christe" igualmente corto que comienza con un tímido diálogo a doble coro. De igual forma comienza la tercera sección "Kyrie" extendiéndose más en el número de compases y compuesta con mayores recursos, fuerza e intensidad.El inicio del Gradual nos vuelve a traer a la memoria el Officium Defunctorum de Victoria. Aunque comparte parte del texto con el Introitus, éste es tratado de forma más viva, dando lugar a más entradas y diálogos entre pequeños grupos de voces. La segunda sección es un trío de soprano, alto y tenor "In memoria" que dibuja su texto con gran vigor y energía. Tras una enérgica cadencia del trío, todo el conjunto ataca con fuerza para concluir la sección con una impecable interpretación de las palabras "non timebit" el diálogo a doble coro. Estas palabras ("non timebit": no temió) están referidas a las "palabras del mal" de las que habla el trío anterior y subrayan la fortaleza del difunto ante las tentaciones del pecado. El hecho de que Lôbo dé tanta importancia a estas palabras y las escriba con tanto apasionamiento, denota su carácter personal y su filosofía de vida, devota y dedicada, pero enérgica a la hora de confesar su fe, que tanto reflejo encuentra en sus obras.El Offertorium es sin duda la parte principal de esta misa. El ofertorio es la parte de la misa en el que se ofrece a Dios la hostia que luego se consagrará. Tiene su origen al hecho de que en un principio eran los fieles los que aportaban el pan y el vino que más tarde se consagraría; hoy ese gesto se reserva a algunas misas especiales (Navidad, misas de jóvenes) y ha quedado reflejado en todas las misas en el acto de la colecta. En la misa de réquiem se aprovecha este momento para pedir a Dios que proteja el alma del difunto y la aparte del infierno. Empieza esta sección con un suave diálogo a dos coros como el que hemos descrito en otras secciones. Merece la pena que leamos la traducción del texto al tiempo que estudiamos la forma en la que Lôbo lo ilustra:Domine Iesu Christe, Rex gloriae, / Libera animas omnium fidelium defunctorum / De poenis inferni, et de profundo lacu:Señor Jesucristo, Rey de la Gloria, / Libera las almas de todos tus difuntos fieles / de las penas del infierno y del profundo foso:Lôbo hace una exposición muy sumisa y suave de este texto, enmarcado como una piadosa súplica a Dios, que subraya con suaves disonancias las penas del infierno y con una mayor agitación y movimiento de notas las profundidades del pecado.Libera eas de ore leonis, / Ne absorbeat eas tartarus, / ne cadant in obscurum, / Libéralas de la boca del león, / que el infierno no las absorba, /ni caigan en la oscuridad, Abruptamente, las palabras Libera eas cobran un violento sentido imperativo, propiciado por diálogos entre pequeños grupos de voces. Sólo cuatro voces piden con un suave contrapunto que las almas no sean absorbidas por el infierno y las otras cuatro les contestan con una tirante y memorable disonancia para tampoco caigan en la oscuridad. Las corcheas descendentes en la palabra oscurum se mezclan con la invocación a San Miguel. Sed signifer sanctus Michael / Repraesentet eas in lucem sanctam, / quam olim Abrahe promisisti et semini eius. / sino que el abanderado San Miguel / las guíe hacia la luz santa, / que tu prometiste a Abraham y a su prole.La invocación a San Miguel es muy particular en esta misa; es repetida dos veces de forma suave por ambos grupos de cuatro voces, para luego confluir en una rotunda y más tradicional invocación a ocho voces. Con una representación muy gráfica de la palabra repraesentet y una suavización de la armonía se nos conduce hacia la luz santa y al insistente recuerdo a Dios de su promesa de vida eterna. Escuchar este Offertorium es como contemplar determinados trozos de El Jardín de las Delicias de El Bosco.El Sanctus cuenta con una inusual invocación en fermatta (dos notas largas con calderón en la segunda). Tras esto discurre de forma habitual, con notas largas y pequeñas concesiones al diálogo entre grupos de voces, pero muy por debajo del nivel mostrado en secciones anteriores, sobre todo en las poquísimo inspiradas secciones del "Hosanna".Sin embargo el minimalismo de recursos tiene un claro exponente de gran valor en el Agnus Dei, con tres secciones silábicas sin apenas concesiones a los melismas en las que vemos toda la pasión demostrada en el Offertorium; merece una especial mención el magistral comienzo del tercer Agnus Dei con un ínfimo diálogo de voces en tan solo tres compases.La última sección Lux aeterna es un resumen de todos los recursos técnicos encontrados en la misa: la homofonía, el contrapunto, el diálogo entre grupos de voces etc. Un excelente final para la misa.En la época, era tradición añadir motetes fúnebres en las publicaciones de misas de réquiem; la de Lôbo no fue una excepción, contando con Audivi vocem de coelo y Pater peccavi, dos impresionantes motetes dignos de acompañar a una de las misas de réquiem más inspiradas de todo el renacimiento.DiscografíaManuel Cardoso – Missa Regina caeli; Duarte Lôbo – Missa pro defunctis à 8; The Sixteen – Dir. Harry Christophers; Collins 14072.Duarte Löbo – Missa pro defunctis à 8; Manuel Cardoso – Missa pro defunctis à 6; Schola Cantorum of Oxford – Dir. Jeremy Summerly; Naxos 8.550682Duarte Lôbo – Missa pro defunctis à 6 – Missa Vox clamantis à 6; The Tallis Scholars – Dir. Peter Phillips; Gimell 454 928-2
Comentarios