Fediurko se propuso a todas luces, redescubrir en Chopin la espontaneidad del momento, la respiración y el fraseo.Su exigencia estuvo acompañada de una evidente preocupación por el cantabile.
Viendo a este músico y compositor, de sobria presencia escénica, los espectadores se dan cuenta de inmediato que sus proezas técnicas son solo un vehículo y no un fin en sí mismo.Es demasiado austero para querer convertirlo en un vano acto de autopromoción, aunque disfrute sin duda del gesto virtuoso.
El oyente encontrará aquí una sonoridad muy buscada -en la que se explora y extrae con maestría las posibilidades tímbricas del instrumento-, un exquisito cuidado en los cambios de dinámica y, como ya se ha subrayado, especialmente en esos fortes atacados en las tesituras más graves.
Las abundantísimas propinas de Yuja Wang, hasta casi duplicar la duración del concierto, acercaron su recital al de una diva de ópera, que siempre se 'debe a su público'
Un disco muy recomendable sobre todo para pianistas y aquellos que gusten de la música soviética porque el sonido de la orquesta es una combinación de las viejas tradiciones soviéticas y las novedades occidentales que la Filarmónica de San Petersburgo y Janssons ya conocían bien
La interpretación de Borisov cumplió todas las expectativas, fue brillante, mostró una técnica casi perfecta, un sonido potente, un buen uso del pedal y además disfrutaba tocando y lo trasmitía