España - Madrid
Un maravilloso secreto desvelado
Teresa Cascudo
Se ha alcanzado la recta final de la temporada musical 2021 de Patrimonio Musical con un brillante programa de arias inéditas recopiladas por Carlo Broschi
para la reina María . Firmadas por los compositores más destacados de la denominada “escuela napolitana”, estas piezas ilustran la excelencia musical de los “músicos napolitanos” que dominaron la práctica musical de las cortes europeas durante siglo XVIII.Esta nueva producción se ha incluido dentro del ciclo «Academias y Música de Salón», coordinado por
, profesora de la Universidad Complutense de Madrid. Dicho ciclo ha girado en torno a un itinerario de escucha centrado en la mujer como creadora, intérprete o mecenas.Este último caso es el pretexto del concierto que nos ocupa. María Bárbara, hija del rey melómano João V de Portugal, fue una reina muy vinculada con la música. Se relacionó, no solo con Farinelli, sino también con Domenico
, su maestro, quien le acompañó desde Lisboa a la corte madrileña con motivo de su boda con el entonces Príncipe de Asturias, futuro Fernando VI, conocido con el sobrenombre del rey “Prudente”.El proyecto titulado «El libro secreto de la reina», del que este concierto es un resultado, se deriva de la investigación de
, doctoranda en el programa interuniversitario de doctorado que la Complutense comparte con Valladolid y La Rioja. Su tesis aborda precisamente la música de cámara durante el reinado de Fernando VI y Bárbara de Braganza.Lo que se escuchó en la Capilla Real fue música rescatada por Sara Erro de los fondos del mismo palacio que acogió el concierto. Se trata de un tipo de programación de la que estamos bastante faltos y que parece indiciar que algo está cambiando en el sentido de darle una mayor relevancia a los fondos “inmateriales” que custodia Patrimonio Nacional.
No pretendo restar protagonismo al concierto que constituye el objeto de esta reseña, pero no puedo dejar pasar el comentario que se impone: la recuperación del patrimonio guardado en los archivos españoles debería ser una prioridad en la programación sufragada con dinero público. A este respecto, en general, las declaraciones de intenciones suelen estar muy lejos de los logros objetivamente alcanzados.
La nómina de compositores elegidos por
, director y fundador de la orquesta , era una garantía de calidad, pero el trabajo de selección y ensamblaje del programa realzó la calidad de las partituras. Se ordenó iniciando con un par de arias de carácter concitato, seguidas por otro par de arias de tempo pausado y concluyendo con un tercer bloque de brillantes arias de furor. Cada uno de estos bloques fue introducido por breves sinfonías orquestales, en sí mismas también sumamente atractivas.Fue ejemplo de ello la bellísima sinfonía de Demofoonte de
que abrió el concierto. Illán sabe penetrar en la acción dramática a través de la música. Traslada la lectura retórica que realiza de lo que dirige a su grupo instrumental. Por su parte, los músicos de Nereydas son de primer nivel. En las arias seleccionadas, lució la voz tan particular de , quien sustituyó, con muy poco margen de tiempo y por motivo de enfermedad, a la cantante inicialmente prevista. El virtuosismo vocal y dramático de Espada nunca baja la guardia: se manifiesta en todas y cada una de las notas de todo lo que canta.En el concierto, triunfó la dramaturgia musical: los sentimientos que cada una de las arias encerraba “movieron”, con sutileza y eficiencia, a la audiencia. No obstante, cabe señalar que el espacio de la Capilla Real no tiene la acústica más adecuada para sacarle partido a la disposición escénica típica de los conciertos actuales.
A pesar de ello, creo que fue unánime, por parte del público presente, la adhesión a la música de los “napolitanos” ofrecida por Illán, Espada y Nereydas, quienes, como propina, regalaron una versión arrebatadora del aria de Aci «Verso già l'alma col sangue» (de la cantata Aci, Galatea e Polifemo HWV 72 de Händel).
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