Ópera y Teatro musical
Bicentenario de Der Freischütz12. Videografía de 'Der Freischütz' (I)
Josep Mª. Rota

El padre de la ópera romántica alemana está muy mal servido en DVD. Ningún Oberon oficial (sí hay retransmisiones televisivas), una Euryanthe de provincia (Cagliari), una reciente adaptación, muy alejada del original, del Theater an der Wien (2018) y unos cuantos Der Freischütz. Siendo esta una obra famosa, ha sido más grabada y más maltratada también.
Se comentan a continuación las filmaciones comerciales en VHS y DVD así como aquellas procedentes de retransmisiones televisivas que han circulado con mayor difusión. A pesar de que la calidad de imagen y sonido de estas últimas no puede competir con las ediciones en DVD, pensadas ya más para su difusión en este medio que para el mismo teatro, nos permiten apreciar con qué romanticismo y con qué belleza se representaba Der Freischütz antes que el Regietheater le pusiera la zarpa encima y el feísmo se apoderara de los escenarios. Algunas cosas están ya descatalogadas. Como pasaba con los LP y CD, en youtube se pueden ver filmaciones oficiales y retransmisiones televisivas de los ochenta hasta hoy. House of Opera ofrece hasta 32 versiones diferentes.
Ottokar - Tom Krause. Kuno - Toni Blankenheim. Agathe - Arlene Saunders. Ännchen - Edith Mathis. Kaspar - Gottlob Frick. Max - Ernst Kozub. Ein Eremit - Hans Sotin. Kilian - Franz Grundheber. Samiel - Bernhard Minetti. Joachim Hess, director de la grabación. Rolf Liebermann, director de escena. Staatsoper Hamburg. Leopold Ludwig, director musical. DVD Arthaus, 1968
Esta que se reseña aquí es, de momento, la referencia; no quiero
decir con ello que sea perfecta; es muy buena y, además, es la mejor
de cuantas hay y ha habido. Su origen hay que buscarlo en ese
maravilloso baúl de las sorpresas que resultó ser el archivo de la
Radiotelevisión del Norte de Alemania, un auténtico tesoro. Bajo la
supervisión artística del intendente de Hamburgo Rolf Liebermann,
la productora Polyphon grabó en estudio, desde 1967, trece óperas para
las retransmisiones de la NDR. La que nos ocupa la emitió la ARD el
12 de diciembre de 1968.
No hay que olvidar que se trata de una
producción televisiva de los años sesenta, con todos los pros y
contras que ello conlleva. El simple hecho de poder ver cantar y
actuar al gran Gottlob Frick deberá satisfacer incluso al más
acérrimo detractor del cartón-piedra y de la filmación en
play-back. La calidad de la imagen es más que satisfactoria después
de más de cincuenta años. La restauración de la película es
asombrosa, sin pérdida de color o de sonido perceptible.
El justamente afamado Rolf Liebermann, artista consumado, garantiza una producción escénica justamente romántica, bella en conjunto, para una obra, no se olvide, con final feliz; luego, conjuntos sólidos como los de la Ópera de Hamburgo: orquesta sin fisuras, plantel de cantantes solvente y batuta experimentada.
La cámara está manejada con acierto: la escena se abre con un plano
sumamente atractivo, la diana a la que apunta Kilian vista desde
atrás; también es muy romántica la escena de Agathe en que canta
su Leise, fromme Weise apoyada en el cancel de la ventana y
termina jovial hacia la puerta para recibir a su enamorado;
finalmente, el verdadero protagonista de la obra, el bosque, está
reproducido de manera admirable para tratarse de un estudio: las
zarzas entre la cámara y el fuego infernal de Kaspar, las hojas
arremolinadas por el viento, los árboles cayendo con estrépito,
etc.
Los interiores son bellísimos y saben recoger el ambiente intimista en que habita la melancólica Agathe. Los exteriores, más difíciles en estudio, también están bien resueltos; algunos pueden quedar un poco fríos, pero la Garganta del lobo, la más complicada y, por tanto, la más decisiva, resulta magnífica. La escenografía es fiel al espíritu del primer romanticismo que representa Weber y no escatima en detalles: músicos en escena durante la primera prueba de tiro, baile de campesinos, danza de muchachas durante su Volkslied, etc.
El reparto es de primerísima calidad. La hoy poco conocida soprano
americana Arlene Saunders encarna una Agathe soñadora y romántica,
de voz pura y cristalina, que reclama un merecido reconocimiento. La
línea de canto es digna de encomio, con un dominio de la respiración
de manual. La voz corre con unidad y belleza. Edith Mathis es una
alegre y despreocupada Ännchen, acertadamente contrapuesta a su
apesadumbrada prima. La voz es timbrada, ágil y precisa. No sólo
resulta impecable en lo canoro, sino que sobre el escenario se mueve
con total soltura.
Max lo encarna el hoy vilipendiado Ernst Kozub,
que fue un modelo de lo que en Alemania se considera un jugendlicher
Heldentenor. La voz es sin duda poco dúctil y con algún sonido
fijo, pero tiene metal, es homogénea y sube con facilidad al la; la
línea de canto es buena y la caracterización del personaje, que es
“débil pero no malvado”, completa (aspecto pálido).
A su lado
se disfruta del Kaspar de Gottlob Frick, voz negra por antonomasia,
que borda el personaje del cazador que vendió su alma al diablo:
graves rotundos y agudos de campana (en su aria Schweig sube
fácilmente a los repetidos re y mi sin perder la unidad ni cambiar
el color). Pero no se trata de un simple vozarrón, sino de un gran
cantante que matiza cada nota y cada indicación del texto: obsérvese
cómo respeta el silencio de negra entre las sílabas Him-mel
en sus últimos espasmos moribundos (dem Himmel Flucht!)
Queda, finalmente, alabar su caracterización como personaje
malévolo, aquí seductor, allí malvado, borracho y tramposo.
Kuno es el habitual de la casa Toni Blankenheim, cuyas tablas suplen el reparo, si lo hay, en lo vocal. Su convincente actuación aclara porqué fue un habitual del Bayreuth de Wieland en los 50. Tom Krause aborda con decisión y seguridad el personaje del príncipe Ottokar. Su porte es verdaderamente principesco y su potencia vocal, abrumadora. Un jovencísimo Hans Sotin asume la breve pero decisiva figura del Eremita con prestancia y rotundidad. Verdaderamente imponente, como debe ser. El por entonces también muchacho Franz Grundheber interpreta al cazador Kilian con gusto en el canto y desparpajo en los movimientos. Regina Marheincke asume con acierto el solo en el coro de muchachas del acto tercero. El entonces popular actor alemán (tanto en género dramático como cómico) Bernhard Minetti encarna a Samiel.
La batuta de Leopold Ludwig, al que le quedaban dos años para despedirse como titular de la Ópera de Hamburgo por motivos de salud, no flaquea ni un instante; habitual de la casa desde 1951, se le nota sabedor de un repertorio romántico y posromántico que parece no tener secretos para él. Aquí el tópico de “sólido Kapellmeister”, “honrado artesano”, etc. habitual resulta poco para valorar con justicia la labor de Ludwig. Además de la obertura, la Garganta del lobo o el coro de cazadores, donde trompas y cuerdas despliegan todos sus recursos, escúchense con atención las delicadas maderas (oboe, clarinete, fagot y flauta) que acompañan las sendas arias de los solistas, o el obligado de viola en el aria de Ännchen. Como se ha dicho, la producción es muy muy buena y pasa a ser la referencia.
Ottokar - Wolfgang Schöne. Kuno - Fritz Linke. Agathe - Catarina Ligenzda. Ännchen - Raili Viljakaine. Kaspar - Wolfgang Probst. Max - Toni Krämer. Ein Eremit - Roland Bracht. Kilian - Helmut Holzapfel. Samiel - Wolfram Raub. Hartmut Schottler, director escénico. Württembergische Staatsoper. Dennis Russell Davies, director musical. DVD NVC Arts, 1981
Grabado en directo, con los aplausos del público. Se dan los diálogos completos y resulta en conjunto muy teatral. La obra se abre con la escena suprimida de Agathe con el Ermitaño. El final de la obertura se da con el telón alzado. En el centro de la escena hay un Maibaum (árbol de mayo), alrededor del cual bailan Kilian y los aldeanos, que visten Tracht, Lederhosen y Dirndl. En el acto segundo, el decorado envolvente sirve de habitación de Agathe, llena de cuadros. Resulta muy poético el momento en que se abre el decorado en forma de ventana, que permite ver el cielo estrellado. La escena de la Garganta del lobo, difícil donde las haya, está ingeniosamente resuelta, con movimiento de decorados, juego de luces y apariciones. Entre las apariciones de seres horrorosos, un soldado británico con la bayoneta calada ensartando un bebé de atrezo y un conejo enorme masturbándose. Puede que alguien más listo le encuentre alguna explicación. Durante el Entreacto, los cazadores desfilan por el proscenio y dan entero el diálogo. La plegaria de Agathe es enternecedora. El reclinatorio está rodeado de flores, que crean un clima íntimo, clima que se desvanece con la llegada de las Damas de honor y sus ridiculeces. El coro de cazadores se da desde el proscenio también. La escena final resulta un tanto adocenada.
Dirige la representación musical Dennis Russell Davies,
Generalmusikdirektor de la Württembergische Staatsoper, que
por aquel entonces dirigía Der fliegende Holländer en
Bayreuth. Los protagonistas son los también bayreuthianos Catarina
Ligenzda (Brünnhilde, Isolde, Elsa) y Toni Krämer, que de cantar un
caballero del grial, un noble brabanzón o un maestro nuremburgués
pasaría en pocos años a cantar el joven Siegfried. Ambos están muy
bien, tanto desde el punto de vista vocal como dramático. Ligendza
es una Agathe madura, de voz ancha y segura, y además canta con
dulzura. Krämer, con una bonita voz de jugendlicher Heldentenor,
canta con arrojo y aplomo la difícil parte de Max, del primer compás
al último. Los dos protagonistas llevan la cara maquillada de
blanco, símbolo de la pureza y la inocencia. Claro que también
podrían ser Colombina y Pagliaccio que se confundieron
de ópera.
El barítono-bajo Wolfgang Probst es un Kaspar de voz amenazadora, que da el pego como personaje, con su cara ennegrecida. La finesa Raili Viljakainen es una Ännchen correcta, con una pronunciación un tanto deficiente de la lengua alemana. Su cara blanca también la sitúa en el lado del bien. El Ottokar un tanto histriónico de Wolfgang Schöne canta con voz segura, cosa que no puede decirse de Fritz Linke como Kuno. Roland Bracht, ermitaño de cara enharinada, empieza algo destemplado; a medida que se calienta la voz, mejora su actuación. La presencia de Samiel en escena, en forma de guantes rojos, imperceptible a los demás, está muy bien resuelta. Los DVD NVC siempre estuvieron a buen precio y con subtítulos en español. Merece la pena verla.
Ottokar: Jürgen Commichau. Kuno: Rolf Wollrad. Agathe: Ana Pusar. Ännchen: Christine Weidinger. Kaspar: Karl-Heinz Stryczek. Max: Reiner Goldberg. Eremit: Rolf Tomaszewski. Kilian: Günther Leib. Erhard Fischer, director de escena. Chor der Staatsoper Dresden. Staatskapelle Dresden. Siegfried Kurz, director musical. Tokio, 1981
Filmación de un Gastspiel en Japón de la compañía de
Dresde. La calidad de imagen de la retransmisión televisiva es baja
y tiende a la oscuridad. La producción es completamente diferente a
la de 1985 que luego se comenta, pero siempre dentro del mismo estilo
realista. Está más esquematizada en la decoración, por razones de
la gira. El movimiento escénico está muy cuidado y resulta muy
atractivo.
El reparto lo forman los miembros de la Ópera de Dresde, habituales también en Berlín. El más conocido es el Heldentenor Reiner Goldberg, que está perfectamente adecuado como Max. Voz segura e interpretación convincente. Karl-Heinz Stryczek (Donner en el primer Ring de Janowski) es un perfecto Kaspar, rudo y amenazador. En la pequeña parte de Kilian, el Kammersänger Günther Leib es un granjero más protagonista que de costumbre. La soprano lírica Ana Pusar canta con buena línea y llega al si natural con facilidad y seguridad, aunque algunas notas piano le queden un tanto fijas. Sin pegas la Ännchen de Christine Weidinger. El Eremit de Rolf Tomaszewski impresiona como debe ser. Correctos Ottokar de Jürgen Commichau y Kuno de Rolf Wollrad. Éxito de público, que aplaudió de manera entusiasta la labor del director de orquesta y a la compañía en general. Otra curiosidad para conocer.
Ottokar - Hans Helm. Kuno - Jaroslav Stajnc. Agathe - Mechthild Gessendorf. Ännchen - Sona Ghazarian. Kaspar - Karl Ridderbusch. Max - Robert Schunk. Ein Eremit - Artur Korn. Kilian - Wilfried Gahmlich. Samiel - Gerhard Ratz/Manfred Schimpl. Otto Schenk y Günther Schneider-Siemssen, directores de escena. Wiener Symphoniker. Adam Fischer, director musical. Bregenzer Festspiele 1983
Tampoco puedo puedo dejar de citar esta muy bella producción del Bregenzer Festspiele de 1983, que se emitió por televisión. Aquí se disfruta de los famosos Sona Ghazarian, Karl Ridderbusch y Robert Schunk (Walther, Siegmund y Erik en Bayreuth). La sorpresa es Mechthild Gessendorf, que sustituía a la cantante prevista, indispuesta, y resulta ser una Agathe enternecedora. Por encima de todo, la magnífica puesta en escena de ese gran hombre de teatro que fue Otto Schenk y su colaborador, el no menos genial Günther Schneider-Siemssen. Puestos a citar emisiones televisivas, cito también un Freischütz del Eutiner Festspiele, al aire libre, en la patria chica de Weber, más modesto en los medios y el elenco, que emitió la televisión regional alemana en 2001.
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