Vox nostra resonat
Gaos, AndrésAndrés Gaos como artista guadiana
Xoán M. Carreira

El pasado 13 de marzo el Consello da Cultura Galega celebró una jornada de estudio dedicada a la vida musical gallega a finales del siglo XX a partir de las figuras de los compositores Manuel Historias de héroes y santos, en el cual analizaba la tóxica práctica de confundir historia de la música con vidas de los compositores, las cuales son tratadas habitualmente desde las perspectivas hagiográficas.
, Enrique y Xoán , que glosé en un artículo tituladoEstas prácticas supersticiosas son culturalmente tóxicas y socialmente perniciosas. Al igual que cualquier otro sistema de creencias basado en la esperanza de una redención de nuestra vida cotidiana mediante la intervención sobrenatural de héroes o santos más o menos imaginarios.
Como en cualquier otro sistema de creencias que se precie, el panteón gallego de artistas ilustres dispone de un puñado de figuras 'con altar propio' y una vasta panoplia de santos eventuales, los cuales son instalados provisionalmente en la peana de otro santo al que le toca volver al almacén a la espera del siguiente interregno.
Entre estos 'artistas guadiana' -que como el río Guadiana aparecen y desaparecen a lo largo de su curso natural- destaca Andrés
(1874-1959), del cual hoy se cumple el 150 aniversario de su nacimiento sin que ninguna institución cultural gallega haya hecho constar este aniversario en su agenda ni en una sencilla nota de prensa.Este unánime olvido institucional contrasta con la fastuosa celebración del 60 aniversario de su muerte en 2019, cuando se celebró en toda Galicia el 'Año Gaos' en el que tuvo especial protagonismo la Universidad de Santiago, depositaria del archivo documental de Gaos. Aquel año diversas publicaciones institucionales compilaron las tradiciones hagiográficas sobre Gaos y postularon la inclusión de este músico en el santoral musical gallego en la categoría de 'artista-confesor de la música gallega' y se creó el siguiente modelo biográfico:
Andrés Gaos fue uno de los principales violinistas del primer tercio del siglo XX, época en la que desarrolló una intensa carrera internacional poblada de éxitos. Alumno distinguido de los conservatorios de París y Bruselas, se instaló en Buenos Aires como influyente profesor de violín y fue respetado maestro de varias generaciones de violinistas argentinos. En Buenos Aires se convirtió en uno de los principales compositores argentinos, que protagonizó la creación de diversas asociaciones de compositores, fue galardonado con importantes premios a la creación y es autor de un amplio catálogo que incluye música escénica, orquestal, coral, de cámara, para piano y canciones.
Siguiendo esta tradición hagiográfica, las publicaciones institucionales de 2019 afirmaban que su poema sinfónico
muestra un refinamiento armónico y una paleta orquestal equiparable a la de Claude Debussy. La para orquesta de cuerdas alcanza unas cimas estéticas semejantes a las de Verklärte Nacht de Schoenberg.Su Sonata para violín y piano es una cima de la forma cíclica que está a la altura de Cesar Franck. Y sus Aires gallegos para piano son parangonables por imaginación, sensibilidad y técnica a los Cuadros de una exposición de Musorgski.
De su ópera (1916, estreno absoluto en 2009) se afirma que es la primera ópera de la historia de la música donde libreto y música son obra de un único autor, aparte de las consabidas afirmaciones acerca de la importancia capital de Amor vedado en el repertorio verista.
Los autores de estas afirmaciones las apoyan en amplios análisis musicales a los que acompañan los correspondientes ejemplos musicales. Además destacan la importancia de su extensa carrera como brillante director orquestal.
Dura veritas, sed veritas
La realidad es otra. Andrés Gaos nació y se crió en el seno de una influyente -y bien relacionada socialmente- familia de comerciantes musicales, los , donde ya habían existido otros importantes músicos y diplomáticos. Por su parte, la saga Gaos cuenta con ilustres escritores, filósofos, ensayistas y actores activos en México y España. En su infancia Andrés Gaos y su primo el pianista Canuto Berea fueron presentados en Galicia como niños prodigio, enviados a estudiar al Conservatorio de Madrid y luego becados para formarse como virtuosos en el Conservatorio de París. Objetivo alcanzado por Canuto pero no por Andrés, el cual al no conseguir ingresar en el Conservatorio de París lo intentó en el Conservatorio de Bruselas en el que también fracasó. De regreso a Galicia Gaos fue víctima de un agente artístico que le prometió una gira latinoamericana que se iniciaría en La Habana, ciudad en la que su agente lo abandonó a su suerte.
Tras un accidentado paso por México y Montevideo -donde se casó con la violinista y cantante América 1876-1949 ()- y una breve estancia en España, el matrimonio se instaló en Buenos Aires y ambos se convirtieron en profesores de la cadena de conservatorios de Alberto Williams; empresa que disfrutó del monopolio de la enseñanza musical en la Argentina hasta la la creación en 1924 del Conservatorio Nacional de Música. En su Conservatorio Williams Gaos era profesor de primeros cursos de violín y conjunto instrumental de cuerdas para niños, motivo por el cual tuvo tantos alumnos, aunque no consta que haya formado violinistas profesionales. En 1924, Gaos dejó su puesto docente y se trasladó a Francia con su familia, aparentemente con la intención de abordar una nueva carrera como violinista profesional. Hasta entonces, sus actividades como concertista en Argentina y España se habían limitado a modestos y esporádicos recitales de cámara, y a una actuación con orquesta con ocasión de una visita de Saint-Saëns a Buenos Aires.
A partir de 1924 la proclamada carrera internacional de Gaos se reduce a un concierto en París en 1925, una gira española en 1927 con el pianista Roger Deleutre, y otra en 1928 en París y varias localidades españolas con el pianista Maurice Dumesnil promocionando una novedad, el 'Piano Pleyel-Moor de doble teclado', inventado por el compositor y pianista Emánuel Moór. En febrero de 1929 -promocionando el violín Moor- y de 1930 da sendos recitales en París.
Esta escasa actividad como concertista queda reflejada en su menguado repertorio como violinista. Igualmente menguado es su catálogo de composiciones: una ópera inédita, al menos tres músicas incidentales para teatros de Buenos Aires, cuatro obras orquestales de las cuales sólo Crepúsculo en la Alhambra fue tocada varias veces en vida de Gaos. Salvo la Sonata para violín y piano, fruto de su participación en un proyecto editorial de una sociedad de compositores argentina, toda su música de cámara y mélodies están destinadas a sus recitales como violinista o como pianista acompañante. Sus obras corales y canciones infantiles fueron escritas para modestos concursos. Y sus esporádicas canciones populares y obscenas son meramente pecuniarias al igual que su música para piano, destinada a cubrir necesidades editoriales de música doméstica a la moda.
Según sus hagiógrafos, la Sinfonía en las montañas de Galicia se compuso para participar en un concurso anual del Centro Gallego de Buenos Aires, cuyo premio incluía el estreno de la obra. Efectivamente, Gaos ganó el concurso y se realizó el estrenó la obra premiada que no era una sinfonía sino -conforme a las bases- una breve obra en un solo movimiento sobre temas gallegos.
Lo que actualmente se conoce como Sinfonía en las montañas de Galicia es una construcción posterior -uniéndole otras piezas- y no existen pruebas de que Gaos la concibiese nunca como tal.
Su obra más interpretada es la hermosa canción , sobre un poema de Rosalía de Castro, considerada la prueba irrefutable del amor de Gaos por Galicia y la lengua gallega. En realidad Gaos nunca compuso esta canción, Rosa de abril. Lo único que escribió fue una breve pieza pianística de 21 compases titulada Lieder [sic].
Tras la muerte de Gaos, su hijo Andrés Gaos Guillochón le añadió el texto de Rosalía de Castro y la difundió como una canción original de su padre. Finalmente Joám Trillo recompuso radicalmente la canción de Gaos Guillochón (incluso cambiando el compás) y la publicó bajo la firma de Andrés Gaos. Esta es la versión que se interpreta habitualmente.
La mentira tiene la memoria frágil y voluble
Aquellos que construyeron una narración hagiográfica sobre Andrés Gaos sembraron de obstáculos el camino de los historiadores. Para construir la leyenda de un gran artista de Galicia se hizo caso omiso al hecho de que prácticamente toda la carrera profesional de Gaos se desarrolló en Buenos Aires.
De hacer caso a sus hagiógrafos, durante medio siglo Gaos vivió de espaldas al Teatro Colón, a las orquestas e instituciones musicales bonaerenses, y al surgimiento de las figuras internacionales de la música argentina, especialmente Alberto Ginastera.
Esta invisibilización no es inocente ni simple fruto de la ignorancia; por el contrario es voluntaria y en algunas publicaciones concretas viene acompañada de zafios exabruptos contra los argentinos, a los que se atribuyen vicios morales y lacras sociales.
Quede constancia de que estos discursos xenófobos se realizan en publicaciones institucionales de la Xunta de Galicia, Ayuntamiento de A Coruña, Diputación de Pontevedra y las universidades de A Coruña y Santiago de Compostela.
Cuando se cumplen 150 años de su nacimiento las referencias bibliográficas, partiturográficas y fonográficas sobre Andrés Gaos Berea son numerosas y bien cuidadas editorialmente, pues son fruto de un derroche de fondos públicos.
En contraste, seguimos sin saber quién fue en realidad Andrés Gaos, aparte de un competente profesional de la música al que la fortuna -y a veces sus propias decisiones- no acompañó en sus denodados esfuerzos por procurar su prosperidad y la de su familia. Y, obviamente, Gaos es una pieza más del complejo puzzle de la familia Berea, que protagonizó buena parte de la vida musical gallega durante ciento cincuenta años.
No disponemos de una biografía seria de Gaos ni de un catálogo razonado de sus composiciones. La práctica totalidad de las ediciones de sus obras es muy deficiente y carece de fiabilidad. Su legado documental, depositado en la Universidad de Santiago, no se ha investigado, como tampoco los relativos a Gaos en el Fondo Berea de la Biblioteca Provincial de A Coruña. Y menos aún existe ningún proyecto de elaboración de una biobibliografía: cosa lógica pues, hasta hoy, ni tan siquiera se han explorado las principales fuentes hemerográficas relativas a la actividad profesional cotidiana de Gaos.
Comentarios
Otro artículo penoso
Tiene gracia la cantidad de sandeces que se dicen en este artículo (por llamarlo de algún modo) que ve la paja en el ojo ajeno; haría gracia si no diera vergüenza ajena, por ejemplo, al final que sostiene (....) ni tan siquiera se han explorado las principales fuentes hemerográficas relativas a la actividad.... y que lo diga el Sr Carreira, uno de los expansores -a buen precio- de la incultura musical que padece la música española y gallega; ya en sus primeros textos practicó esa hagiografía que aquí denosta y que sonrojaba y apuntaba maneras por igual. Basta leer el dislate de sus escritos en 150 años de música gallega para ver que es lo menos científico y más hagiográfico que se ha escrito por estos lares en decenios, por no hablar de las erratas y errores constantes, que son su marca de la casa hoy en día como editor. Dice, "malia escasez de datos documentales"... hombre, si en 1979 había pocos datos documentales de los músicos gallegos, después de 45 años escribiendo de lo mismo le podía haber dado para investigar y escribir de algo con conocimiento. Pues no, helado me quedo cuando veo que se sigue quejando ahora de lo mismo. Pues investigue usted, y luego opine, pero no, mejor opinar desde la más absoluta bilis, mala leche e igual falta de conocimientos. Da sonrojo leer en la página 30 de su panfleto "Veiga e moitos outros escreberon zarzuelas ou óperas". jajaaja. Veiga óperas. Si hubiera pisado un solo archivo no se le habría ocurrido soltar semejante burrada. Fuente hemerográfica que cita para soltar esa perla??? ninguna. Archivos consultados para semejante barbaridad? pues... ninguno. La bibliografía del panfleto? Ni una sola referencia archivística o documental. Ni una sola. Trabajar, documentarse e investigar, es cansado y precisamente la agilidad (intelectual tampoco) no se compadece con el señor Carreira. Es mucho más fácil no enterarse de nada, criticarlo todo y a todos y expandir la ignorancia, pero eso sí... tanta paja ajena... ensombrece el rebuzno.