Pedro Halffter se centró más en destacar el preciosismo de la partitura pucciniana que en realzar los contrastes de esta, que son realmente la clave de la progresión dramática.Los - aquí - paradójicamente camerísticos tutti orquestal del inicio o el cierre del primer acto sonaron verdaderamente apagados y livianos bajo una batuta que antaño, por el contrario, se reivindicaba en momentos así con un exceso de efecto y decibelios.
Ocho óperas para la nueva temporada del Teatro Colón: La Bohème, El cónsul, Nabucco, L’elisir d’amore, Los siete pecados capitales, El castillo de Barbazul, Los pescadores de perlas (por primera vez en francés) y Tosca.
A falta de la oferta que vayan sumando Kursaal Eszena (San Sebastián) y el bilbaíno Teatro Arriaga, el paisaje musical vasco del próximo curso se ha desvelado esta pasada semana con una llamativa concentración.
Seis directores masculinos dirigirán ocho títulos de compositores varones con dirección escénica de registas varones: Offenbach, Mascagni, Leoncavallo, Mozart, Poulenc, Zemlinsky, Rossini, Verdi y Puccini.
La recuperación de artistas y obras programadas y la reafirmación de su papel en la sociedad vasca son los ejes principales de la nueva temporada de conciertos.
Pongamos que sea la forma que encuentro de encajar el planteamiento del tercer acto.Porque hasta ahí, dos bloques: el barrio deteriorado para el mundo de Falstaff y el barrio rico para el mundo de las comadres.
La economía de medios en juego de luces, reparto del espacio escénico y elementos escenográficos limitaron el necesario y expresivo contraste ambiental (musical y físico-simbólico) que se ofrece en las diferentes escenas.
El criterio escénico de Giancarlo del Monaco nos sitúa frente a los fantasmas y miedos de la gitana Salud, optando por un clima opresivo y traumático que bien puede ser un trasunto del subconsciente de la sufriente protagonista.