Testimonio puede ser auténtico y veraz, o inauténtico y falso, o auténtico pero falso, o bien inauténtico pero veraz (Richard Taruskin).La música de Shostakovich vivirá mientras los hombres y las mujeres amen la música.
Shostakovich no era un activista político en el sentido normal de la palabra.No tenía la ventaja de un análisis científico de lo que ocurría en la Unión Soviética.No tenía ningún partido ni organización que le ayudara.
Shostakóvich obedecería más o menos a las autoridades soviéticas.Aplaudido y condenado al ostracismo por Stalin, pasaría su vida con miedo.No aprobaba la política soviética, pero debía guardar silencio.
Al igual que ocurrió con el estreno de esta feroz sátira en 1858 en la que Offenbach utilizó por primera vez la mitología griega como telón de fondo para criticar sarcásticamente al régimen de Napoleón III en el Segundo Imperio (1852 -1870) y en la que todas las figuras de la alta sociedad de entonces se veían reflejadas por su doble moral en la pieza, así también es posible reconocer en la puesta de Horstkotter a esa pléyade de la nomenclatura del Partido Socialista Unificado (SED), como eufemísticamente se denominaba al Partido Comunista de la RDA.
Pocos gestos y rituales de nuestra sociedad poseen tantas variadas facetas como el beso;desde el que transmite los sentimientos más positivos y profundos de amor, hasta el que deja estampada la traición en la mejilla, como el de Judas a Jesús.
Durante la época soviética estalinista y poststalinista, Shostakovich fue el símbolo y el estandarte de la cultura musical rusa hasta el día de su muerte, el día 9 de agosto de 1975.Sobrevivió a los tiempos más oscuros de la historia de la URSS, aguantando fuertes críticas en los años 1936 y 1948, y otras más moderadas desencadenadas por su Sinfonía número 10 (después de Stalin, en 1954), y por su Sinfonía número 13 (en 1962).
El 15 de junio del 2011 el Instituto Adam Mickiewicz de Polonia anunció el lanzamiento de una nueva orquesta de jóvenes profesionales de la periferia oriental de Europa, con el fin de fomentar una nueva y armoniosa Eurovisión para la región [leer noticia].
Arvo Pärt: Sinfonía Nº4 ‘Los Angeles’;Kanon Pokajanen (fragmentos).Estonian Philharmonic Chamber Choir.Los Angeles Philharmonic.Esa-Pekka Salonen y Tõnu Kaljuste, directores.Manfred Eicher, Bruce Leek y Fred Vogler, productores.
Teatro Arniches.'París en los noventa'.Ensemble Sillages.Renaud Déjardin, director.Tristan Murail, Treize couleurs du soleil couchant.Jean-Luc Hervé, En découverte e In sonore.Joseba Torre, Trío y Lo saben mis palabras.
Palacio de la Ópera.Ruslana Prokopenko, violonchelo.Coro de la Sinfónica de Galicia.Joan Company, director del coro.Orquesta Sinfónica de Galicia.Tuomas Ollila-Hannikainen, director.Carl Nielsen: Helios.