De la escena de Leo Nucci se podría decir lo mismo ahora que hace diez, o cincuenta años: heredera directa del Zefirelli de La Scala en los años sesenta, completamente anclada en un pasado de muebles desvencijados, velas consumidas, áticos de París y nieve cayendo en el acto tercero.
El elenco, como el Coro, hizo un muy buen trabajo, sin excepciones.Esa robustez en el elenco, una escena apasionante, una dirección y un foso sobresalientes han reafirmado la capacidad de 'Rigoletto' para abordar temas imperecederos y despertar emociones profundas y perdurables.
Camarena y Nadine Sierra recrearon y transmitieron la vehemencia y rabia de un amor prohibido en el que refulge y quema la gran frase de Shakespeare: 'las entrañas de los padres son de piedra'.Brutal.
La Sinfónica de Bilbao, BOS, se acopló y sonó tan bien como de costumbre, pero quizá hubiera estado más feliz sonando con un poco más de duende e imprevisibilidad.Por su parte el elenco presentado por ABAO no generaba grandes expectativas, pero sí garantizaba una calidad objetiva suficiente
Juan Jesús Rodríguez demostró tener una voz con un timbre y un potencial ideal para el repertorio de barítono verdiano, Sabina Puértolas compuso una Gilda de técnica impoluta y timbre tal vez un punto maternal, a la que dotó con su habitual musicalidad y naturalidad sobre el escenario.
Las ventajas biológicas de las plantas del desierto de Atacama pueden contribuir a mejorar el desarrollo de cultivos tradicionales, como el tomate, el trigo o el arroz, a la luz de las menores precipitaciones y mayor temperatura esperadas para gran parte del territorio.
Pedro Halffter se centró más en destacar el preciosismo de la partitura pucciniana que en realzar los contrastes de esta, que son realmente la clave de la progresión dramática.Los - aquí - paradójicamente camerísticos tutti orquestal del inicio o el cierre del primer acto sonaron verdaderamente apagados y livianos bajo una batuta que antaño, por el contrario, se reivindicaba en momentos así con un exceso de efecto y decibelios.
Jessica Pratt se probaba cantando cuatro roles, algo que normalmente no se suele hacer.Pratt es una cantante con capacidad para afrontar ese complicado reto con cierta holgura, pero al menos en la función inaugural no estuvo a la altura de otras citas bilbaínas.
Prefiero a Dudamel en el repertorio sinfónico y por supuesto le queda bastante por llegar a la perfección de Petrenko.Tal vez si, como se dice, va a París y a la Opéra pueda profundizar en el repertorio lírico en el que no tiene tanta experiencia.
Si la trama y los diálogos remiten a un western en estado embrionario y poco evolucionado, la propuesta de Hugo de Ana se limitaba a subrayar esa condición naíf y superficial de La fanciulla, que paradójicamente se manifiesta también como su principal encanto: Minnie, siendo un personaje denso e interesante, tiene algo de Doris Day en el Oeste.