La experiencia fue larga: Tcherniakov nos presenta dos óperas en vez de una, con un entreacto de hora y media que los restaurantes de los alrededores agradecieron sin duda.La duración total del espectáculo, con pausa incluida, se fue a más de cinco horas
Christie al frente de su ejército orquestal y coral de Les Arts Florissants, se vuelve a erigir como una maquinaria perfecta entre el foso y los cantantes, un reloj suizo que hace revivir con precisión de cirujano el drama griego con los ojos de París, por medio de una interpretación musical impecable
Alexis Kossenko encaraba 'Athys' de Lully después de un intenso trabajo de depuración histórica, investigando con Benoît Dratwicki cuáles serían los ornamentos (o no) adecuados en los recitativos, el tipo de fraseo, la orquestación (con intervenciones puramente puntuales de los vientos), o la composición de los coros
Entre tanto ruido, al oyente se le hace difícil poder admirar 'Iphigénie en Tauride', o tan siquiera aislar y diferenciar fragmentos.La sensación es de aburrido ‘bruhaha’, máxime cuando a los cantantes en general no se les entiende, obligados como están a 'dar voz' antes que nada
“Cuando uno escucha su nombre, es necesario cerrar dos dedos de la mano derecha para evitar el mal ojo.Muy parisien.Bien elegante” [Flaubert sobre Offenbach]
El público que conocía 'La fille de Madame Angot' sale muy decepcionado de haber visto una suerte de sucedáneo, y el que no conocía la obra sale pensando que no vale mucho, con un libreto tonto y una música simplemente agradable.
Un aquí y un ahora rico y abierto para la trompa, como demuestra María Rubio, que también deja entrever la complicada situación de la creación actual: ella misma ha costeado un disco que “no se hace para venderlo”, en sus propias palabras, sino para hacer saber que “estoy aquí y esto es lo que puedo hacer con mi instrumento”.
Dos mitos, uno griego (Medea según la tragedia de Eurípides) y otro medieval (Orlando furioso según el poema de Ariosto) presiden temáticamente la 2023-2024 del recinto madrileño.
González-Monjas es un director muy diferente de su predecesor, pero justamente ahí está la gracia: Slobodeniouk se ha ganado los galones de maestro internacional con la Sinfónica de Galicia, y estoy bien seguro de que el público y la orquesta comparten mi deseo de que el pucelano también los consiga.
'Armide' de Gluck consigue desmarcarse de la obra de Lully sin traicionar el libreto de Quinault.Porque todas las inflexiones, todos los sentimientos de los distintos personajes, todas las situaciones, están reflejadas musicalmente con una paleta nueva para la época, que sigue emocionando hoy