Poco decorado, trajes en general bonitos, ninguna dirección de actores, luces normales hasta que se les da por el neón y ahí sí te ciegan, coreografía rutinaria
Al contrario de lo que ocurre con los buenos vinos, esta puesta en escena no mejora con el paso del tiempo, sino que se percibe cada vez más fastidiosa
La presencia del director Riccardo Chailly, al frente de la Orquesta de la Scala de Milán, marca el ciclo del Auditorio Kursaal, por el que pasarán músicos de gran calado que abordarán obras del gran repertorio.
Una producción con cantantes, director, coros y orquesta apropiados, que ofrecen una versión musicalmente brillante, pero devaluada por un concepto escénico poco convincente
La orquesta pasa por un buen momento gracias a Pons, pero la interpretación que este hace de las obras románticas es avara en efusión, suena siempre fuerte, rápida hasta ser brusca y no cuida el equilibrio con las voces.
Se supone que a los cantantes hay que ayudarlos, pero esta vez las voces de Fuentes y Brea resultaron empequeñecidas -sobre todo la segunda- y alguna otra, como Kutateladze, también tuvo dificultades con el director de orquesta
“Ni son todos los que están, ni están todos los que son.” Es un viejo dicho que puede aplicarse esta vez.Porque suceden cosas inesperadas (como en todo concurso que se precie) y no siempre muy inteligibles.
Karkacheva (Rusia), Kutateladze (Georgia), Véliz Aquea (Chile), Choi (Corea Sud), Zgouridi (Estados Unidos) y Brea (Venezuela) son los ganadores de la 57 edición del Concurso Internacional de Canto Tenor Viñas