Los grandes nombres de la dirección, la escenografía, el canto y el baile conforman un panorama en el que se combina la tradición con las nuevas propuestas.
Alexander Pereira, superintendente del Maggio Musicale Fiorentino, ha presentado su dimisión el 27 de febrero de 2023 en una carta al ayuntamiento florentino y al consejo de dirección del Maggio, que ha hecho pública.
El Teatro alla Scala se une a la iniciativa del Ministerio de Cultura de Italia para salvar la 'Salvar la Villa Verdi en Sant’Agata' con un ensayo abierto al público de 'Macbeth' de Verdi.
La parte musical fue excelente en el apartado vocal y muy buena en el de la dirección.Grandísimas Federica Lombardi y Marina Monzó.James Gaffigan construyó el drama con firmeza y serenidad, equilibrando sobre lo profundo.
Don Pasquale No se contará nunca entre los aciertos del polémico director de escena italiano.Se observan más sus tics que sus buenos momentos.A Michieletto hombre de teatro lo exasperan los solos, como a muchos otros de sus colegas, y entonces tiene que poner a alguien o algunos que no se quedan quietos ni un minuto mientras el solista de turno se desgañita.
La nueva producción confiada a Livermore fue más o menos tradicional, con todos sus ‘estilemas’ y una Venecia desangelada y brumosa (al parecer tal como la vería la Cieca, que si lo era no sé si vería algo).
La inauguración de la Scala es una especie de rito laico.No sólo por la presencia de ‘vips’ de todos los campos, sino por todo el ‘glamour’ que rodea a la representación.También porque algunas veces el famoso ‘gallinero’ quiere dejar su huella, sea con razón o sin ella.
Esta versión con final feliz de los amores infortunados de'Elisabetta, Regina d’Inghilterra' cede claramente en lo dramático ante la versión más ‘histórica’ (y trágica) de Donizetti.Hay, por supuesto, momentos memorables junto a ‘autopréstamos’ un tanto embarazosos.
La Luisa Fernanda que encargó en su día el coliseo de la calle Jovellanos al exdirector artístico del Palau de les Arts de Valencia, Davide Livermore, es uno más de los absurdos y estrepitosos fracasos que aumentan la nómina de la era Daniel Bianco.
Ver una inmensa ‘arena’ con capacidad para casi tres mil personas ocupada por un máximo de ochocientas y pico (todas las funciones estuvieron vendidas, como muestra de que la gente quiere ver las cosas en directo … todavía) le encoge a uno un poco el corazón y hace comprender que, en estas circunstancias, el aplauso no se mantuviera mucho tiempo aunque los comentarios y críticas fueran muy positivos.