Miki llega a la conclusión de que friki come friki: vuelcan sus frustraciones contra el que es más débil, sea en otro friki, en los homosexuales (las lesbianas no;siempre que estén cañón, les gustan), en las mujeres o en las personas trans, y otros.
El género se denominaba originalmente "ópera balada" y combinaba melodías preexistentes con letras nuevas.Aun así «The Beggar's Opera», sobre los bajos fondos londinenses, es tan ingeniosa y vibrante que puede reestrenarse hoy exactamente como Gay la escribió, mientras que los musicales más recientes, desde «Show Boat» a «Pal Joey», deben volver invariablemente como "revisiones".
La puesta en escena de Gallienne oscila entre el respeto al libreto y a las situaciones, con buena dirección de actores, y alguna que otra idea peregrina de las que parecen "necesarias" para que pueda decirse que el director de escena no ha hecho un trabajo banal.
Íntegramente dedicado a los Lieder, el programa no incluye ningún aria de ópera, pero sin embargo se asemeja a una velada operística de alto octanaje.Una de las razones es la presencia de Robin Neck, un joven cantante que rezuma potencial como para llegar muy lejos tanto por su calidad vocal como por su capacidad fascinante para llegar al núcleo de un texto y encarnarlo con todo su corazón.
El libro es la historia de un hombre que ha dedicado su vida a llevar la música a los televisores.Tras estudiar Historia y Música en Cambridge, Burton entró en la BBC y en pocos años pasó de la radio a la televisión (no sólo como director, sino también como guionista, presentador o productor), hasta llegar a la jefatura del Departamento de Artes y Música.
Con esta historia, Kaija Saariaho crea una obra impactante.La música está siempre al servicio del drama, desde la inquietante obertura, que nos pone en situación para lo que vamos a ver.
Beethoven dejó escrito: “ese hombrecillo de aspecto débil… nunca me lo habría esperado de él.Ahora Weber tiene que escribir más óperas, una tras otra, sin perder tiempo picoteando aquí y allá.”