El trabajo de Mariotti ha sido lisa y llanamente descomunal y ha servido para defender de modo inequívoco la modernidad e importancia de una partitura a la que el éxito se le resiste….pero no esta vez
Von Hoffmannstahl ha puesto en boca de Elektra un vocabulario frondosamente freudiano que debe ser gesticulado con intención bien sincronizada con el fraseo.De lo contrario, Elektra queda reducida a una loca gritona, como ocurrió en esta oportunidad.
En materia musical este fue un Don Giovanni a destacar como ejemplo de los extremos a que es posible llegar cuando se insiste en ignorar un estilo musical coherente a lo largo de toda la obra.
A partir del tercer acto, esta partitura admirable fue apoderándose de todos los artistas para concentrarlos hacia su irresistible desenlace dramático.Edusei se comportó más sutilmente y el cuarteto final de la escena de la 'Barrière d´Enfer' fue iniciado por un calmo pero implacable “Donde lieta usci” a cargo de una Mimi que Pérez supo hacer crecer dramáticamente en forma admirable
Vocal y escénicamente, Ludovic Tézier presentó un Scarpia de antología.No vemos en él ninguna mirada libidinosa hacia Tosca durante el primer acto.Solo se reduce a declamar sus líneas como comentarios tentativos e insinuantes, para luego explayarse antes y durante el 'Tedeum' con soberana calidad de timbre y mordente, pero siempre sin perder su compostura exterior.
Edward Gardner empezó por reubicar la orquesta acercando a los contrabajos al podio y enviando metales y maderas a los bordes.Es así que -aparte de un excelente balance- logró descubrir un mundo sonoro inédito en 'Werther' en su combinación de lirismo y profundidad.
En una época donde las estadísticas en torno a celebridades parecen ser tan importantes como el rendimiento artístico de éstas, la reaparición de Roberto Alagna ( France, 1963) en el papel protagónico de Andrea Chenier, acaba de ser celebrada en Londres como su número 100 con Royal Ópera House (ROH), y…no puedo dejar de hacer memoria: “me dicen que hoy vamos a ver un muy buen tenor, parece que una futura luminaria” me anunció Sergio Renán cuando me encontré con él en la puerta del Covent Garden para aquella Bohème de 1992.
Loy colaboró con Antonio Pappano, para presentarnos una Forza de excepcional unidad dramática y musical.Siguiendo una propuesta de sólida tradición en materia teatral, el regisseur mantuvo la mesa del comedor como centro épico de los dos primeros actos y fiel a los cánones del Musiktheater alemán, no dejó un solo compás sin movimiento acorde con la música y el texto.
La régie de Herheim de Pelléas et Mélisande de Herheim es una puesta sin escapatoria, salvo al final, cuando esfumados todos los personajes de ese reino absurdo, el sol ilumina el gran salón mientras damas y caballeros de gala al estilo Festival de Glyndebourne entran para pasearse en él con esa mezcla de elegancia y frivolidad tan típica de ellos.