Valladolid, miércoles, 30 de abril de 2003.
Auditorio de la Feria Internacional de Muestras. Eva Marton, soprano. László Kovács, piano. Gustav Mahler: 'Vier Lieder von Friedrich Rückert'; Richard Wagner: 'Wesendonk Lieder'; Richard Strauss: 'Vier Lieder'; Giacomo Puccini: Siete canciones.
9,38E-05
La Asociación Cultural Salzburgo, dentro del Festival Internacional de Música de Castilla y León, acercó a Valladolid la voz inmensa y poderosa de Eva Marton, quien ofreció un recital que, avanzando desde los lieder de Mahler, Wagner y Strauss hasta las canzoni de Puccini, evidenció el potencial de la excelente soprano. Fueron precisamente las piezas de los primeros en las que la Marton desplegó sus mejores recursos, más identificada con la estética lírica de los autores en alemán que con las más delicadas pero menos trascendentes canciones del italiano.El inicio con cuatro Lieder sobre poemas de Friedrich Rückert de Mahler evidenció las facultades de la cantante en los graves, si bien en ocasiones en exceso tremolantes, a la par que supo transmitir de un modo ejemplar el lirismo contenido en los textos poéticos. Más motivada se mostró con Wagner y sus Lieder sobre poemas de Wesendonk, piezas que permitieron una exhibición de energía vocal, pródiga en pasajes como Setehe still, y combinada con un articulado sentimiento en aquellos otros que así lo requerían, resultando sobresalientes ejemplos Im Treibhaus y el final Träume.En los Lieder de Richard Strauss destacó el titulado Morgen, colmado de serenidad expresiva sin que ello supusiera mengua alguna de la fuerza de la soprano, una vez más la pujanza de la voz se vertió de nuevo sobre el piano, circunstancia que se mantuvo a lo largo de todo el recital relegando al pianista László Kovács –sin que ello negase su buen hacer- al exclusivo papel de acompañante. Las canciones de Puccini, sin llegar a tener el interés de sus composiciones mayores, sirvieron para testimoniar las habilidades líricas de Eva Marton, quien se volcó en la emoción contenida de algunas de las piezas para recogerse en el delicado intimismo de otras. Fuera de programa, y en continuidad de lo expresivo, más desenvuelta aún, recurrió la Marton de nuevo a Puccini con el aria “Vissi d´arte” de Tosca y a una desbordada canción de la opereta Amor Gitano de Franz Lehar. Con el consabido entusiasmo del público, se despidió la excepcional soprano de lo que fue también un excepcional concierto.
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