Linz era ya en el siglo XIX la ciudad más poblada de Alta Austria después de Steyr.La pequeña urbe burguesa y agrícola se había convertido poco a poco en un centro de comercio e industria.La vida cultural de la ciudad se caracterizaba por una clase media en ascenso, así como por la aristocracia y el clero.
El aspecto musical es el que sale fortalecido en un capricho escénico que obvia y prescinde voluntariamente del preciosismo de una música de exaltado lirismo, que no ve su correspondencia sobre el escenario
Los momentos de divertimento son respetados y los de declamación también, la dirección de actores no es sobresaliente pero sí aceptable, de modo que nada entorpece el disfrute de la música y el texto, ambos magistrales
Seis bailarines acompañan y secundan en el escenario a los protagonistas.Movimientos que no empañan de ningún modo la labor de los cantantes y que es invocado según las exigencias dramatúrgicas como complemento de una trama ciertamente estática.
Para el recuerdo la imagen de Domínguez-Nieto en los saludos finales mostrando la partitura de 'Dulcinea' ante un público entusiasmado y puesto en pie en un conmovedor gesto de homenaje hacia el compositor fallecido
Una Verbena para el recuerdo, como lo será siempre el extinto coliseo que la vio nacer, y que Álvaro Tato y Nuria Castejón han vuelto a erigir con magistral empeño.
En esta 'Cenerentola' se utilizó una producción de Dante ya vista en Roma y que -como casi todas los de ella- tuvo rasgos reiterativos y a veces discutibles dentro de un enfoque interesante
La carrera de Tomás Marco como compositor teatral parece colmar de satisfacción al autor.Pero en realidad es una larga sucesión de fracasos hasta llegar a esta vergonzosa derrota final
Iluminación y movimiento escenario, al igual que la dirección de actores alcanzan en esta puesta en escena, un nivel superlativo.No ha habido ni un único motivo musical de la partitura de Wagner que haya pasado inadvertido a Laurent Pelly.
Vox Luminis ejecuta espléndidamente el Stabat Mater, preservando con mucho cuidado la intimidad del estilo antiguo y el refinamiento contrapuntístico que exige la encantadora música de Steffani.