Con sus figuras pintadas con pulverizador, Harald Naegeli hace sonreír a algunas personas y quizá incluso las levanta junto con él.Su rebelión no solo se dirige contra la desnudez del hormigón visto, como él mismo afirma.
El ciclo ‘Grandes voces’ del Palau volvió a traer al terceto formado por Damrau, Kaufmann y Deutsch, y trató de reeditar el éxito fenomenal de hace algunos años
Krimmel es el clásico ejemplo de ‘voz para lied’ porque en una sala íntima la voz suena bien y bonita (aunque no lo sea especialmente ni muy personal), pero se advierte que con una orquesta y en recinto de dimensiones más amplias puede haber problemas para oírlo
De los cuatro protagonistas anunciados en su momento sólo quedó, por distintos motivos, el barítono.Así que, aunque no resultó algo perfecto fue una representación distinguida con dos interpretaciones formidables
Si existe algo así como la voz o el canto verdiano, su más alto representante fue Tézier, cosa que no sorprende habiéndole visto ya el papel en otras ocasiones.Pero esta vez fue la mejor de todas y su gran recitativo, aria y cabaletta del tercer acto casi interrumpe la función
El inmenso abanico de formas de expresión musical de Wilhelm Grosz quizá revele menos un estilo personal individual que un talento especial para saber utilizar juguetonamente los respectivos nichos musicales en cualquier momento.
El perfume de 'Adriana Lecouvreur' es muy parecido al de las violetas envenenadas que acaban con su protagonista, y su atmósfera se resiente fatalmente si se alteran época, vestidos y características generales de personajes y lugares
El aniversario de la muerte de Puccini pasa con más pena que gloria por Múnich, con una producción de 'Tosca' innecesaria.Inspirarse en la vida y destino de Pier Paolo Pasolini -en los paños de Cavaradossi para la ocasión-, tal y como hace Kornél Mundruczó, puede sonar a tópico, sobre todo si en el argumentario aparece 'Salò o le 120 giornate di Sodoma' (1975), donde Pasolini sacó a relucir lo peor del estado y la iglesia italiana en aquellos duros años
Presenta una programación marcada por la pluralidad que incluye 156 conciertos con grandes nombres del panorama internacional y jóvenes promesas locales.
Una 'Aida' con algún paso al frente, pero que siempre se verá lastrada por su dirección escénica y a la que se le auspicia un futuro basado sólo en alguna estrella, algún punto de luz en el que fijarse y esperanzarse