Madama Butterfly/Madamu Batafurai explora las implicaciones del libreto, el uso de música japonesa y china, la representación orientalizante de la heroína y la controvertida recepción de la ópera en Japón.
Thielemann es sin duda el mejor director wagneriano de los últimos veinticinco años.Lo afirmo y lo sostengo.Como escribiera el mismo Wagner, Thielemann narra “las desgracias y muerte...la miseria de Wotan...
La batuta del Nicola Luisotti organizó voces y orquesta, pero sobre todo dio rienda suelta a un contraste dinámico sin complejos que ofreció momentos tan espectaculares como conmovedores a lo largo de la velada
Between Christof Loy’s unsettling staging and a captivating performance of the title role from Sara Jakubiak, the evening provided an ideal introduction to Zandonai's Francesca da Rimini, a work of challenging intensity
Levit toca tan lentamente el Vorspiel zu Tristan und Isolde, con el misterioso acorde de Tristán, que se convierte en un esqueleto.Pareciera como que él mismo estuviera (re) componiendo la obra.
Catherine Foster (Isolde) fue la gran protagonista de la noche.Casi siempre en escena, no acusó el esfuerzo vocal de su rol y mantuvo un nivel altísimo.En cada acto -cambió incluso de traje- se comportó de un modo distinto y fue evolucionando desde el capricho inicial por un Tristán que aparentemente la desdeña hasta el emocionalmente agotador acto final
Que Àlex Ollé ha reflexionado sobre Tristán e Isolda no se ha de dudar.Que sus reflexiones hayan coincidido con las mías, pues está claro que no.Si concordaron con las del elenco, es algo que deberíamos preguntar a los y a las cantantes.
La puesta se plantea como en “cinemascope”, ocupando de izquierda a derecha una franja del escenario, una calle.Extendida de lado a lado, y con zonas divididas que desde el aforo se aprecian como en corte, la acción llega a presentar varios acontecimientos simultáneos que, con el ojo más que vivo, se pueden apreciar.
'Tristan und Isolde', que resulta perfectamente tonto cuando todo se grita, se convierte en una joya de psicología y de conocimiento del alma humana cuando dirección musical, dirección escénica y actores saben restituirlo.
Whatever you were expecting, this probably wasn’t it.Dmitri Tcherniakov’s productions for the Staatsoper Berlin over the past decade have made a point of pushing operatic texts outside their comfort zones in ways that open up new avenues of meaning while retaining the emotional essence of the original