Maravilloso el tiempo lento, muy bien fraseado y mejor hilvanado entre una sección y otra de la orquesta, serio y sereno en su construcción hasta la cima, que no es propiamente un clímax sino sólo un subrayado temático.
Venditti salió al escenario micrófono en ristre y en un santiamén presentó las piezas del programa en un italiano con voz fuerte y penetrante, perfectamente comprensible para todos
El trabajo, editado por Piles, es un estudio analítico-estético sobre esta obra del compositor valenciano para entender “a través de su música, el proceso que atraviesan los familiares de los pacientes de Alzheimer”.
Brönnimann no pareció manifestar ninguna afinidad por Bruckner.Su interpretación fue cuadriculada, el fraseo careció de la menor flexibilidad, los bloques sonoros se sucedieron sin que intermediase la necesaria tensión en las transiciones, y la orquesta muchas veces sonó sucia.
Todo fue como una seda: Martín-Etxebarría no sólo supo mimar a sus cantantes -siguió su respiración y nunca les tapó- con un tejido orquestal cálido y empastado, sino que trabajó las oberturas a fondo
No es que la orquesta no tocase bien la sinfonía de Sibelius, sino que esa deficiente traducción sonora se debió a la inexperiencia de Zinca para dar cuerpo a la cuerda, y al consiguiente error de pretender sustituir ese espesor orquestal con los decibelios de los metales.
Neste artigo apresentam-se informações sobre outras Tunas académicas galegas, algumas das quais tiveram também atuações em Portugal.As notícias galegas complementam as portuguesas, e vice-versa, desenhando um mapa geográfico diverso do estabelecido pela historiografia espanhola.
Arranque de la temporada de abono de la Real Filharmonía de Galicia, con un programa típico de su director musical, Baldur Brönnimann: una obra nueva, otra rara, y una tercera inadecuada.Y el caso es que todo salió a pedir de boca, con la única lástima de un aforo insuficiente
El discurso musical de Widmann es diáfano, ordenado y direccional, su infalible retórica es tan certera como conmovedora y así lo sintieron los alumnos de la JONDE que tocaron en una suerte de estado de trance.