La producción muestra la profunda tragedia del personaje principal, degradado a mera figura funcional en la psicosis de Senta.La tensión entre ambos se disuelve, la progresión de la trama se centra únicamente en la catástrofe psicológica que le espera a Senta a lo último.
Es imposible no ver en los habitantes de Anatevka, marchando hacia sus destinos desconocidos a la sombra de un pogromo amenazante, a los miles y miles de familias que huyen de la violencia en Oriente Próximo y en Ucrania, pero también en otras partes del planeta.
Giulietta es una mujer frágil en la que el fuego de la pasión arde en lo más profundo de su corazón.Así es exactamente como Adela Zaharia canta su exigente papel: nunca exteriorizada, nunca preocupada por el efecto virtuoso, sino con un sonido vocal resplandeciente que brilla desde dentro y una técnica estupenda.
El motivo del sonambulismo tiene un poder utópico aquí, entre las más bellas coloraturas y melodías cadenciosas.El foco no está en lo resbaladizo de una sociedad que eleva su moral sexual, sino en un escapismo que deja dolorosamente claro el anhelo de libertad y partida.
'Coppelia x Machina' pone el dedo en la llaga en controvertidas cuestiones de suma actualidad: ¿Qué puede ocurrir cuando desaparezcan las fronteras entre el ser humano, la marioneta y la máquina?
La puesta de Vasili Barkhatov transforma el material supuestamente "antiguo" en una pieza actual, demostrando que hay algo intemporal en la historia y que puede trasladarse sin gran esfuerzo a nuestros días.
Cuando Adriana declama, la cantante entra en el melodrama del habla-conocimiento, un medio de demostrar emoción o desenfado, que aquí consigue un efecto especial por su duración y originalidad (el canto se convierte en un medio normal de comunicación, el habla sirve a la expresión artística).
Homoki logra aquí una puesta maravillosamente minimalista de La Traviata y sin embargo tan emotiva que no deja nada que desear.Esto no solo se debe a la dirección y a la ingeniosa escenografía, una superficie oblicua a modo de espejo en la que se juega todo el destino de una mujer destruida por la sociedad.
Aquí manda Eurídice quien hace todo lo que sea necesario para que los hombres bailen a su son.Incluso en el infierno, y bajo el gigantesco dragón ciclista del averno, se hizo durante el jolgorio con unos genitales masculinos muy monos, cubiertos de brillantitos, que luego arrojó a la multitud detrás de ella como si fueran un ramo de novia.
El público lloraba literalmente de la risa porque la régie asimilaba explícitamente la trama de El Murciélago con los casos de corrupción y evasión de impuestos de los nuevos ricos de Renania del Norte Westfalia en nuestros días.