Con la victoria de Trump en las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos, por fin ha quedado claro que es fundamentalmente posible que un candidato populista, en muchos aspectos extremista y antidemocrático, consiga la mayoría de los votantes en Estados Unidos.
El mundo de la cultura y del arte se muestra cada vez más privado de libertad y más vigilado y sometido al arbitrio del poder político establecido.La muy elemental y siempre loada libertad de llevar el arte a todas partes parece haber haber sido suprimida, paradójicamente en nombre de la libertad y de la democracia.
China como rival y amenaza: esta narrativa es cada vez más frecuente en la comunidad estratégica estadounidense.El secretario de Estado, Antony Blinken, califica a China como el desafío más serio a largo plazo para el orden internacional.
La pretendida lucha común contra las políticas de Biden es ahora solo una cuestión secundaria.El mensaje es el de que por lo visto, los republicanos no pueden ni quieren gobernar.Los demócratas no tienen que hacer grandes cosas para salir mejor parados a su lado.
El arte relevante del siglo XX y la idiotez son una misma cosa "moderno" e "idiota" son sinónimos.La idiotez no es una subcategoría, no es un signo o caricatura de una contracorriente disidente, una excentricidad, sino que resulta ser el término genérico de lo verdaderamente moderno, haya ocurrido o no en realidad.
El margen de maniobra de Biden en política interior sigue siendo limitado;en política exterior debería seguir teniendo al menos una capacidad de acción parcial.Desde el punto de vista europeo, la cooperación con la administración Biden debería centrarse en tres cuestiones: 1) la continuación del apoyo a Ucrania, 2) el trato con China, 3) la política climática.
Las guirnaldas son intercambiables, pero la esencia de la marca permanece, Tenemos que hablar del lado oscuro del siglo estadounidense.Sobre el hecho de que innumerables personas perdieron la vida, que las sociedades quedaron traumatizadas y que los estados se arruinaron porque Estados Unidos quiso imponer su pretensión de orden en el mundo.
Nunca ha existido algo así como el fin de las ideologías;la ideología de la falta de ideología es una ideología particularmente inteligente, y "Estados Unidos en sí era una ideología", señala Lütjen.Nadie como Trump ha querido hacer tan inequívoca e ineludiblemente grande esa ideología que es Estados Unidos.
El inconfundible y distintivo discurso personal de Aaron Copland, en su vena más popular puede ser percibido como el sonido nacional de América.Hasta ahora es difícil imaginar que haya alguien que no haya sido conmovido por el noble sonido de su "Fanfare for the Common Man".
La exhibición presenta a un escritor que luchaba por la democracia, que abogaba por la paz y la Humanidad y que en la crisis encontró una nueva poética de tenor político.Ningún ser viviente puede esquivar hoy la política, afirmaba Thomas Mann.