Willemetz vuelve a sorprender con sus fuegos artificiales de ingenio, Messager vuelve a encantar con unas melodías, inteligentemente orquestadas, que van de lo picante a lo dulce y que siempre consiguen sonar "como si las conociésemos de toda la vida"
¿Py podrá hacer algo con 'El ruiseñor'?Pues seguramente le salga una pifia, pero como luego triunfará con 'Las mamas', "todos tus pecados te serán perdonados"
Un divertimento, cuando está bien hecho, cuando tiene imaginación -y por lo tanto se sitúa fuera de los límites de la banalidad-, puede ser también una obra de arte.Este Voyage dans la lune, de Offenbach/Vanloo, Leterrier y Mortier lo es.
Hubo más música que de costumbre en esta versión de 'Lakmé' y sin embargo nadie se aburrió.A ver si va a ser que cada vez que cortan una obra por miedo a aburrir al público el problema no es de la obra sino de los intérpretes, que no saben darnos su visión de conjunto
En la partitura de Phryné, la sabiduría compositiva de Saint-Saëns se disfraza de aparente ligereza.Todo queda envuelto en una elegante ironía, y si la obligada influencia offenbachiana es patente en ciertos pasajes, nada queda de la acidez de las primeras operetas de Hervé y Offenbach.
¡Benditos Bonus!En algunos casos, el bonus iguala en minutaje al disco original.Lo que se ofrece en ellos acostumbra a ser fragmentos de otros discos Decca, ya sean óperas completas o recitales.Algunos bonus son incluso anteriores en el tiempo.
Michael Spyres es el protagonista indiscutible de la obra y lleva todo el peso con un aplomo sensacional.Dosifica con sabiduría la exhibición del registro agudo, alternando la voz mixta con la de pecho, y los despliegues de coloratura.
Es música artificiosa y refinadamente artificial, aunque formalmente se base en textos a menudo referidos a la naturaleza.Si bien en las letras aparecen a menudo paisajes al aire libre, esta música suena a salón, a cortinajes y brocados, mullidas alfombras, estatuillas, cuadros, divanes, pesados perfumes, aromas de té y humo de tabaco.