Entre tanto ruido, al oyente se le hace difícil poder admirar 'Iphigénie en Tauride', o tan siquiera aislar y diferenciar fragmentos.La sensación es de aburrido ‘bruhaha’, máxime cuando a los cantantes en general no se les entiende, obligados como están a 'dar voz' antes que nada
El mayor logro de Reynaldo Hahn en Ô mon bel inconnu es el relieve que alcanza la parte instrumental.La música se despliega en la voz de la orquesta, que alcanza autonomía y preponderancia por encima de las voces humanas.
El público que conocía 'La fille de Madame Angot' sale muy decepcionado de haber visto una suerte de sucedáneo, y el que no conocía la obra sale pensando que no vale mucho, con un libreto tonto y una música simplemente agradable.
Tendemos a hacer una clasificación de todo, y a englobar a las mujeres artistas en una sola categoría, como si todas hubiesen hubiesen hecho lo mismo.Como si no sucediese como con sus colegas masculinos, que unos nos gustan más que otros y tal nos parece más digno que cual de pasar a la historia.
Toda la admiración se la llevó Jodie Devos como Marie.Hace tiempo que Devos empezó a destacar en papeles de ligera, pero entonces parecía que los sobreagudos se le resistían.Ahora en cambio ha ganado en cuerpo y en seguridad, sin perder su timbre plateado ni su facilidad en la coloratura.
Bajo el título bastante equívoco de 'Mélodies du bonheur' (que en Francia inevitablemente recuerda a la película de Wise 'The sound of music' [Sonrisas y lágrimas]), los intérpretes citados en la ficha nos han servido un florilegio de canciones (mélodies) con orquesta y otras miniaturas de la segunda mitad del XIX francés.
En la partitura de Phryné, la sabiduría compositiva de Saint-Saëns se disfraza de aparente ligereza.Todo queda envuelto en una elegante ironía, y si la obligada influencia offenbachiana es patente en ciertos pasajes, nada queda de la acidez de las primeras operetas de Hervé y Offenbach.
Esta desopilante 'Opéra-ballet buffon' de Rameau sobre la feísima ninfa de los pantanos seducida en broma por Jupiter fue representada en una actualización a nuestros tiempos, rebosante de elementos adecuados para actualizar la bufonería ya aludida
Es música artificiosa y refinadamente artificial, aunque formalmente se base en textos a menudo referidos a la naturaleza.Si bien en las letras aparecen a menudo paisajes al aire libre, esta música suena a salón, a cortinajes y brocados, mullidas alfombras, estatuillas, cuadros, divanes, pesados perfumes, aromas de té y humo de tabaco.
La ilusión escénica se asoció tan estrechamente con la fantástica decoración de la sala que por primera vez comprendí como la fantasía teatral y el ceremonial de corte podían fusionarse en un todo donde canto y ballet son una ficción compartida con una audiencia similarmente teatral en su modo de vida.