La interpretación de la 'Sinfonía nº 4' de Schumann, con Tomás Grau al frente de la Filharmonia, fue electrizante, llena de energía, sin decaimiento.La orquesta, con una cuerda en plena forma, respondió a las exigencias del director con presteza y eficacia.
Jonathan Fournel es un joven poeta soberano del piano y formidable técnico del teclado, con una reserva de potencia que puede rozar la ferocidad en los fortissimos, sumada a un generoso uso del pedal, al arte de dosificar ritmos y colores, así como al dominio del rubato, y a la preocupación por la claridad de las líneas, incluso en los pasajes más bulliciosos.
Todavía hay muchas lagunas en la investigación sobre mujeres músicas y sobre una mirada femenina al hecho musical.En lo que respecta a los siglos XIX y XX, todavía las compositoras son objeto de más investigaciones que las intérpretes.
El mismo Chopin decía en 1831 que "los instrumentos de Pleyel son el non plus ultra".La empresa parisina le proporcionaría un total de 20 pianos de concierto a Chopin a lo largo de su vida.Uno de esos modelos lo halló Höhenrieder en el museo del coleccionista Eric Feller, en Kellinghusen, al norte de Hamburgo.
Los músicos búlgaros, muy vinculados artísticamente con España, incluyen en su nuevo disco obras de Glinka, Prokófiev, Glazunov, Balakirev, Tchaikovsky, Mussorgsky y Rimsky-Korsakov.
“El nuevo festival de piano de Lucerna” Así definen sus organizadores este acontecimiento invernal que en una semana de febrero reunió a distinguidos pianistas y dos grandes orquestas suizas, la sinfónica de Lucerna y la Suisse Romande, para un abultado programa de conciertos.
Encuadradas en apenas el lapso de noventa años, las tres obras ofrecidas por Zacharias representan tres hitos en la historia del pianismo romántico: sus albores, su esplendor maduro y un nostálgico 'requiescat in pace'.
Lo discutible de todo esto probablemente sea que, desde una perspectiva de género, a la obra de una mujer, Pauline Viardot, que indudablemente se ha de poner en valor, se la rodea e intercala con músicas de diferentes hombres.
Konstantin Krimmel eligió dos universos complementarios en el campo del lied alemán como Schumann y Wolf, que integró satisfactoriamente con el acompañamiento de un pianista ya reconocido, el muy competente Ammiel Bushakevitz