Esta adaptación de 'Louise' es la prueba misma de la falaz distinción entre 'social' y 'artístico', pues la representación alcanzó niveles de calidad que a menudo faltan en las propuestas puramente calificadas de 'artísticas'.
La inefable suavidad de los instrumentos en los pasajes de piano y las brillantes sonoridades fueron una maravilla;los contrastes dinámicos nítidos, los cambios de compás se realizaron con precisión y la entonación fue impecable.
Dausgaard no se complicó la vida -bastante complicada es la 'Sexta' de Mahler en sí- y ofreció una interpretación que escapó de cualquier exceso psicoanalítico y fue directamente al grano.Tampoco incurrió en excesos sonoros, aunque aquí hay que tomar en consideración la ingrata acústica de esta sala
La imagen del Bruckner piadoso tiene su reverso.Su piedad solo surgió como algo extraordinario en la segunda mitad de su vida, es decir, en contraste con la metrópoli secular y liberal de Viena.
Dessay no sólo apareció más concentrada sino con la voz en perfecto estado y un dominio soberano no sólo de técnica, lengua y estilo, sino mucho más libre gestualmente.Uno recuerda las admirables manos y las mirada de la gran Crespin, pero las de ‘la’ Dessay (en especial su juego de brazos) no le van a la zaga
Como buscadora y descubridora de tesoros musicales, fascinada por las culturas extranjeras, Lydia Maria Bader presenta con pasión a compositores y obras poco conocidos, al tiempo que muestra nuevas perspectivas en clásicos de toda la vida
Schreker no seguía ninguna escuela, sino que él mismo personificaba una, y si se le hubiera dado un nombre, podría haberse llamado Escuela Ecléctica.Schreker simplemente hacía lo que quería, radicalmente fuera de lo convencional.