Llegados a los bises se acabó Verdi y apareció Puccini con un ‘E lucevan le stelle’ con todas las exageraciones del verismo de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado.Y luego una canzonetta napolitana que estuvo bien sin competir con ninguna de las interpretaciones de referencia.
En estos tiempos de tolerancia intolerante, Grace Bumbry mostró su buen juicio en una carta dirigida a una joven colega también ‘de color’ que armó gran revuelo por no querer cantar en Verona donde en otra ópera, Aida, los cantantes habían cometido la tropelía de aceptar ser maquillados.
Los principales teatros de ópera extranjeros seleccionan 52 cantantes de entre 547 candidatos de 59 países diferentes en una de las ediciones más relevantes.
Ramfis es pintado con brocha gruesa porque es el gran sacerdote y ya sabemos que a Verdi estos ‘ministros de muerte’ no le caían bien en ninguna religión.El faraón (llamado genérica -y algo despectivamente- ‘Rey’ a secas) es una copia anónima.
Grigolo se presentaba en el Liceu y lo hizo en la mejor actuación que yo le recuerde y en un rol difícil.Desde luego es el mejor Manrico de los que he oído aquí.Frizza tuvo una buena actuación frente a una competente orquesta: en particular, concertó bien.
Una de las producciones escénicas más logradas de Aida, una ópera reconocidamente difícil de presentar a públicos contemporáneos, y como ocurre de costumbre con Carsen, la sincronización entre la música y la acción escénica es impecable.
Una verdadera delicia para los amantes del canto y de la música en general.Los registros van de 1950 (Paul Schöffler) a 2010 (Joseph Calleja).Hasta el CD 37 llevan todos un Bonus que complementa el disco original, de menor duración.
Todo intento de recuperar el temprano título verdiano -el problemático Ernani- es digno de aplauso.También es cierto que si no se garantiza una muy buena realización, las mejores intenciones se quedan en eso.
La nueva producción de 'L'elisir d'amore' de Frederic Wake-Walker tiene como gran mérito el de no haber molestado: fue otra más de las suyas, desteñida y sin interés, y volvió a demostrar que este director tan sobrevalorado no sabe qué hacer con un coro
Al parecer la moda actual es ‘denunciar’ el colonialismo de esta pobre gran ópera, por lo que la acción sucede en la época de construcción del Canal de Suez y, sobre todo, de la explotación del petróleo por las potencias extranjeras con la colaboración de Egipto