Artes visuales y exposiciones

Jasper Johns – el artista como coleccionista. Desde Cézanne hasta de Kooning

Juan Carlos Tellechea
miércoles, 4 de octubre de 2023
Jasper Johns – der Künstler als Sammler © 2023 by Hirmer Verlag Jasper Johns – der Künstler als Sammler © 2023 by Hirmer Verlag
0,0030672

El nonagenario pintor, escultor y artista gráfico Jasper Johns es uno de los creadores estadounidenses más importantes del siglo XX. Su obra ha conseguido hablar de y a la conciencia de su país durante los últimos 60 años... y aún no ha terminado. 

Jasper Johns. © 2014 by John Lund.Jasper Johns. © 2014 by John Lund.

Hoy, a sus 93, cumplidos el pasado 15 de mayo, sigue siendo físicamente imponente. Pero es una figura solitaria, uno de los últimos supervivientes de una época, y se niega a ofrecer explicaciones fáciles sobre su obra o a ser portavoz del arte estadounidense de posguerra, aunque a la gente le gustaría que lo fuera.

En una de las pocas entrevistas concedidas a la prensa, Jasper Johns asentía no hace mucho y muy reflexivamente que "probablemente" su forma de trabajar había cambiado con el tiempo:

Es difícil decir cómo. Creo que ahora produzco menos obras. Supongo que tiene que ver con la edad, pero no lo sé. Y no sé qué piensan los demás de mi producción. De vez en cuando trabajo en algo durante mucho tiempo, así que no parece que esté produciendo nada, pero al final algo se hace.

Quienes han seguido la trayectoria de Johns como artista en las últimas décadas saben lo interesado que ha estado siempre por la historia de la pintura en general y por ciertos artistas en particular. Sin embargo, solo un pequeño grupo de personas sabe que también colecciona obras de otros, tanto de sus contemporáneos como de posiciones históricas que le fascinan en particular, afirma el historiador del arte Josef Helfenstein, director del Kunstmuseum Basel en el catálogo de la exposición, publicado por la editorial Hirmer, de Múnich.[nota 1]

Johns ha sido uno de los principales artífices del mundo del arte contemporáneo, pero también se ha mantenido al margen de su entorno social. Durante décadas, ha dividido su tiempo entre tranquilas ciudades de la costa este de los Estados Unidos y un remoto retiro diseñado por Philip Johnson en la isla caribeña de St. Martin. Ahora, rara vez sale de Connecticut. El destacado conservador de arte John Elderfield le ha denominado "el ermitaño de Sharon".

En la década de 1950 revolucionó la pintura con sus cuadros de la bandera estadounidense y de dianas. Sus obras se convirtieron en precursoras del arte pop. Mucho menos conocida es la actividad de Johns como coleccionista, especialmente de dibujos. Ahora, por primera vez, el Kunstmuseum de Basilea ofrecerá en exclusiva una mirada en profundidad a esta colección única de obras del artista norteamericano. 

La exposición, titulada Jasper Johns – der Künstler als Sammler. Von Cezanne bis de Kooning (Jasper Johns – el artista como coleccionista. Desde Cézanne hasta de Kooning), reunirá poco más de un centenar de dibujos y se extenderá desde el 30 de septiembre al 4 de febrero de 2024, comisariada por la historiadora del arte Dra Anita Haldemann.

Elude a su público

Jasper Johns ha evitado asiduamente a su público a lo largo de su carrera, y sin embargo también ha conseguido hablar constantemente de lo que significa estar vivo en Estados Unidos en un momento dado. Desde sus icónicas pinturas de mediados de los 50, verbigracia las banderas de franjas rojas y blancas con las estrellas, que parecían encarnar (y parodiar) las consecuencias del nacionalismo del ¿Quien tiene miedo al Rojo...?, hasta la modesta apatía de sus esculturas en bronce de objetos banales como linternas y bombillas, pasando por su regreso casi compulsivo en sus últimas pinturas a un sistema holístico de símbolos ambiguos como espirales galácticas y figuras de palo caricaturescas sosteniendo pinceles exageradamente grandes, ha estado en un constante estado de reinvención.

Él es el raro artista cuya obra nunca se ha quedado anquilosada, que a sus 93 años sigue creando imágenes extrañas y misteriosas que podrían contemplarse infinitamente y nunca revelarse del todo. La cuestión central de su obra ha sido si Johns trata realmente de algo (o de nada) en particular, y sin embargo es en última instancia menos importante que su interminable búsqueda de significado en sí misma, el mero acto del artista solitario que entra cada día en el estudio y decide continuar. Su presencia constante se define sobre todo por el autoengaño, que le ha convertido en un creador que ha desaparecido casi por completo en su obra. Existe la sensación de que ha estado ahí siempre, y de que nadie le sustituirá una vez que se haya ido.

Todas las facetas

La colección de Jasper Johns ilustra su pasión por el dibujo en todas sus facetas. Con la curiosidad de un artista y la intuición de un conocedor, Johns ha ido adquiriendo dibujos excepcionales y especiales a lo largo de décadas. En su colección el anónimo Autorretrato de un niño, pintado en Estados Unidos a mediados del siglo XX, encuentra un sorprendente vecino en un autorretrato de Paul Cézanne, uno de los artistas franceses más influyentes de finales del siglo XIX. Los estudios de manos de Käthe Kollwitz se repiten a lo largo de varias épocas en dibujos de Johann Heinrich Füssli y Bartolomeo Passerotti y en un grabado a mano de Marcel Duchamp.

La colección es una expresión de la visión que Jasper Johns tiene de la historia del arte y de su propio sentido de las afinidades artísticas a través de los siglos. Se centra en dibujos franceses de finales del siglo XIX y principios del XX, así como en posiciones estadounidenses de la segunda mitad del siglo XX. Paul Cézanne, Pablo Picasso y Willem de Kooning son representativos de los artistas de los que Johns fue capaz de reunir colecciones especialmente extensas.

Al mismo tiempo, la colección de Johns es un retrato del tejido social de una larga vida de artista: la mayoría de las obras llegaron a la colección a través de regalos e intercambios con amigos artistas. 

Se trata sobre todo de Robert Rauschenberg, John Cage y Merce Cunningham, pero también de artistas de una generación anterior, como Louise Nevelson, Barnett Newman y Franz Kline. Detrás de muchas de las obras hay historias de encuentros personales, alianzas, aprecio y momentos familiares como cumpleaños o Navidades. Así lo atestiguan las dedicatorias presentes en numerosas hojas.

El cuerpo humano en el punto de mira

La exposición del Kunstmuseum Basel | Neubau (edificio nuevo) muestra una selección centrada de 103 dibujos de 47 artistas de la colección Jasper Johns. El punto de partida es el tema del cuerpo humano, al que se dedica gran parte de las obras, con especial atención a los retratos. En muchos de los préstamos también se presta atención al proceso de trabajo artístico.

En conjunto, la exposición reúne una gran variedad de expresiones del dibujo desde el siglo XVI hasta el XXI. Se trata de collages, bocetos, garabatos casuales, estudios maduros y composiciones pictóricas, pero también anotaciones musicales.

El hecho de que esta exposición se celebre en Basilea se debe a la larga y estrecha relación del artista con el Kunstmuseum Basel. Desde 1968, historiadores del arte y conservadores como Carlo Huber, los directores Franz Meyer y Christian Geelhaar, y Dieter Koepplin como responsable del Kupferstichkabinett (Gabinete de grabados), han trabajado intensamente con Johns y han reunido una impresionante colección de su obra. El actual director, Josef Helfenstein, también mantiene una larga amistad con el artista desde su trabajo en los Estados Unidos.

Johns, a su vez, profundizó esta relación con colaboraciones de confianza y regalos extremadamente generosos -especialmente para honrar la estrecha amistad con Huber y Geelhaar, ambos fallecidos prematuramente. La exposición actual es también un gran privilegio que se debe exclusivamente a Jasper Johns.

Con motivo de la exposición, también se dedicará una sala entera del nuevo edificio a obras de Jasper Johns de la colección del Kunstmuseum Basel. Las más importantes pinturas, como Bandera sobre blanco con collage (1955) se yuxtapondrán a grabados procedentes de los amplios fondos de 224 obras sobre papel del Kupferstichkabinett.

Vida y sinsabores

Johns nació en 1930 en Augusta (Georgia) y creció en Carolina del Sur. Según la tradición familiar, debe su nombre a William Jasper, sargento del Segundo Regimiento de Carolina del Sur durante la Guerra de la Independencia, conocido sobre todo por izar la bandera del regimiento después de que se rompiera el mástil en la batalla de Fort Moultrie, cerca de Charleston, en 1776, y por mantenerla bajo el fuego de un buque de guerra británico hasta que pudo ser reparada. (Murió durante el asedio de Savannah en 1779, supuestamente intentando plantar de nuevo los colores del regimiento).

Los padres de Johns se divorciaron cuando él tenía dos años, y su madre formó una nueva familia, sin él. Cuando Deborah Solomon, su biógrafa, le preguntó por qué no vivía simplemente con su padre, Johns le respondió: "No me invitó". Criado por su abuelo paterno, un granjero, hasta su muerte, cuando Johns tenía 8 años, pasó la mayor parte del resto de su infancia viviendo con una tía, la única maestra de una escuela de dos aulas a la que Johns asistía en el pueblo de Allendale.

Vía de escape

Había unas 12 personas en la escuela, y su tía enseñaba en todos los cursos. Los alumnos rotaban alrededor del pupitre de su tía, situado cerca de una estufa de leña, evocaba:

En el primer curso, te sentabas en un banco. En el quinto, detrás de la mesa de la profesora. Fue una infancia de decepción y rechazo, de soledad asfixiante. Nadie de mi familia, que yo sepa, había viajado nunca a ninguna parte. No sé si mi madre había salido del estado hasta que yo fui adulto. Quería estar en cualquier sitio menos allí, en ese momento.

El único arte al que Jasper Johns estuvo expuesto durante su infancia fueron las pinturas de su difunta abuela en casa de su abuelo, pero, sin ningún estímulo ni motivo real, se vio obligado a hacer arte desde muy joven. Se convirtió en una forma de atraer la atención de su indiferente familia y, más tarde, en su principal vía de escape.

Estética

Tras abandonar el ejército en 1953 (sirvió durante la Guerra de Corea), llegó a Nueva York para iniciar su carrera como artista. Hacía poco que la ciudad había usurpado a París como centro del arte contemporáneo con el auge del expresionismo abstracto, un estilo pictórico marcadamente estadounidense definido por las marcas espontáneas y la exploración obsesiva del color, que a principios de los años 50 se había convertido en un movimiento estético de fama mundial gracias a artistas como Jackson Pollock, Mark Rothko y Willem de Kooning.

Su popularidad fue tal que, al contribuir a generalizar un estilo pictórico radicalmente nuevo, inspiraron un rígido conjunto de parámetros y normas sobre el aspecto que debía tener la pintura. En su ensayo American-Type' Painting (1955), el crítico Clement Greenberg elogiaba el "nuevo tipo de planitud, que respira y palpita" del Expresionismo Abstracto, que representaba una ruptura con las tradiciones pictóricas cubista y surrealista que florecieron en Europa entre las dos guerras mundiales.

A mediados de la década de 1950, cuando Johns, de 23 años, se introdujo en este ambiente insular, los artistas del Expresionismo Abstracto y sus seguidores ya daban por sentada su superioridad artística. Conoció a Robert Rauschenberg a través de amigos comunes a principios de 1954, mientras Johns trabajaba en Marboro Books, una cadena de descuento que vendía libros de segunda mano. Los dos pronto reorientarían la dirección del arte contemporáneo, pero tuvieron unos comienzos humildes. Poco después de conocerle, Rauschenberg consiguió la ayuda de Johns en su propio trabajo diario, diseñando escaparates para los grandes almacenes Bonwit Teller. Al año siguiente, ambos trasladaron sus estudios al mismo edificio de Pearl Street y, a través de Rauschenberg, Johns conoció a Merce Cunningham y a su colaborador y pareja sentimental, el compositor John Cage.

Ideas

Johns era el más joven del grupo y el único que no había recibido una formación artística exhaustiva. Estudió arte en la Universidad de Carolina del Sur durante tres semestres y después pasó menos de un año en la Parsons School of Design de Nueva York antes de abandonar los estudios y alistarse en el ejército, porque no podía pagar la matrícula. Cage y Cunningham enseñaron en el Black Mountain College, la escuela de arte experimental de Carolina del Norte donde Cunningham fundó su compañía de danza, y donde Rauschenberg también había estudiado, junto con su futura esposa Susan Weil, bajo la tutela del pintor alemán Josef Albers.

Albers, renombrado instructor de la Bauhaus en Alemania que abandonó el país tras el ascenso de los nazis en 1933, enseñaba mediante el método pedagógico de "aprender haciendo", recordaba Jasper Johns:

Las ideas de estos hombres estaban mejor formadas que las mías, y tenían más experiencia y estaban más motivados para hacer lo que hacían. Cage, Rauschenberg y Merce eran las personas más importantes para mí en aquel momento. Habían estado en varios tipos de escuelas, habían viajado, habían trabajado en Black Mountain, lo que creo que era importante para ellos. Y yo me beneficié de eso. Eso reforzó una especie de movimiento hacia adelante.

Compartir

En marzo de 1957, él y Rauschenberg vivían en el edificio de la Pearl Street -Rauschenberg arriba, Johns abajo- cuando el marchante Leo Castelli visitó a Rauschenberg. Castelli, uno de los primeros defensores del expresionismo abstracto, había abierto su propia galería en el Upper East Side un mes antes y estaba cortejando a Rauschenberg. Durante la visita, Rauschenberg le dijo al ambicioso marchante que tenía que bajar a por hielo al estudio de Johns (ambos compartían nevera). Castelli dijo que sentía curiosidad por Johns: acababa de ver un cuadro suyo de una diana verde incluido en una exposición colectiva en el Museo Judío, recordaba Johns:

Así que Bob bajó a mi estudio y me dijo: 'Leo Castelli está arriba y le gustaría conocerte'.

Johns le dijo al comerciante en arte que llamara alguna vez y le enseñaría su obra. Mas Castelli le preguntó si podía verla ahora mismo. A Johns le parecía inapropiado, ya que había venido a ver a Robert Rauschenberg, pero bajaron a su piso, vió sus trabajos y Castelli le ofreció en el acto una exposición en su galería. Ese fue el principio, diría Jasper Johns años más tarde. Mantendría una relación comercial con Castelli durante los 40 años siguientes, hasta la muerte de éste en 1999.

Legendaria

La primera exposición individual de Johns en la galería de Castelli en el Upper East Side 10 meses después es ya legendaria. Su obra consistía en una serie de símbolos familiares -banderas estadounidenses, dianas, números- pintados sobre papel de periódico con encáustica, en la que el pigmento se mezclaba con cera de abeja calentada (en aquella época, se trataba de un método verdaderamente esotérico, conocido sobre todo por los retratos de momias de El Fayum de los dos primeros siglos d.C.)

La exposición tiene ahora la reputación de haber hecho nada menos que anunciar la muerte del expresionismo abstracto. Esto es reduccionista, por supuesto -de Kooning y otros seguirían teniendo largas y exitosas carreras tras la llegada de Johns-, pero su obra reimaginó de forma espectacular las posibilidades de lo que podía suceder en un lienzo. Si el Expresionismo Abstracto era un ejercicio melodramáticamente psicológico, en el que cada salpicadura de pintura comunicaba una angustiosa búsqueda de la identidad estadounidense en medio del resplandor atómico de la Guerra Fría, aquí había algo gélido y distante, familiar y, sin embargo, siempre incognoscible. Era como si Marlon Brando hubiera entrado con su moto en el plató de una película de Clark Gable.

A los 27 años, Johns se convirtió en un éxito de la noche a la mañana y en un oráculo indescifrable de la América moderna. Estaba claro que decía algo, pero ¿qué? ¿Era su bandera estadounidense una inteligente crítica al imperialismo de la era de Dwight D. Eisenhower? ¿Era un irónico homenaje a su tocayo, alguien que literalmente murió por la bandera? ¿Fue un ejercicio tautológico, un intento heroico de separar la bandera de su contexto?

El mismo relato

Johns solamente ha contado la misma historia: Una noche, en 1954, soñó con pintar una bandera, y a la mañana siguiente se levantó y empezó a hacerlo. Pasó gran parte de los cinco años siguientes pintando la bandera de diversas formas y luego, durante un tiempo, dejó de hacerlo. Cuando le preguntaron al respecto en una entrevista de 1963 con una revista alemana, declaraba:

"Añadieron dos estrellas" [en referencia a que Alaska y Hawaii se convirtieron en estados en 1959]. "Desde entonces, el diseño ya no me interesa".

Tentativamente habría que dividir la carrera de Johns en dos fases: con Rauschenberg y después de Rauschenberg. Puede que Johns no sea muy comunicativo con los detalles de su vida personal, pero es un experto mitólogo de sí mismo, y es probable que no haya ningún romance entre dos artistas visuales en los Estados Unidos de posguerra que ocupe el mismo nivel de importancia en la imaginación del público que el de Johns con Rauschenberg.

Entre 1955 y 1961, ambos vivieron y trabajaron cerca el uno del otro, primero en la Pearl Street y después, en 1958, cuando el edificio de la Pearl Street fue demolido, en una tienda de bocadillos en el número 128 de la Front Street, esta vez con Johns en el piso de arriba y Rauschenberg en el de abajo. Compartieron ideas, motivos y materiales y acabaron labrando un camino para gran parte del arte que ha surgido en los 60 años transcurridos desde entonces.

Marcaron camino

La mayoría de los hitos artísticos posteriores en los que uno puede pensar -desde las primeras latas de sopa Campbell de Andy Warhol en 1962 hasta Tracey Emin, exponiendo su propia cama dentro de la Tate Gallery en 1999, pasando por el uso que Kerry James Marshall hace del collage, la impresión y otras variables en los lienzos de sus primeras pinturas- tienen su origen en la obra que Johns y Rauschenberg produjeron durante esos años.

Las "combinaciones" de Rauschenberg, una serie de obras que el artista empezó a realizar en 1954 y que combinaban elementos de pintura y escultura (Johns las describió como "la pintura jugando a ser escultura"), llevaron el arte contemporáneo más allá de la pared y a un territorio completamente nuevo. Johns estaba a menudo presente en estas obras, a veces espiritualmente, a menudo literalmente. 

Una de ellas, Cortocircuito (1955), incluía una bandera pintada por Johns dentro de un compartimento con una pequeña puerta. Otro combinado, Sin título (hacia 1954), a veces denominado Hombre con zapatos blancos, era una estructura de madera que se asemejaba a un porche delantero, parcialmente pintado y montado con objetos que iban desde una gallina taxidermizada a efímeros personales: una carta del hijo de Rauschenberg, fotografías de sus padres, una foto de Johns.

Prefigurando

En 1958, Johns amplió la extraña familiaridad de sus cuadros de banderas y números con esculturas de objetos cotidianos (bombillas, latas de cerveza) que fundió en bronce, prefigurando en varios años la fascinación de Warhol por la producción en masa y el simbolismo de la cultura pop. Sus cuadros, como los de Rauschenberg, empezaron a incorporar elementos escultóricos, como en Target With Four Faces (1955), que incluía la conocida diana pero con cuatro moldes de escayola de un rostro inquietantemente inexpresivo, cortado justo por debajo de los ojos, que asomaba por debajo de un listón de madera fijado a la parte superior del cuadro.

Mientras trabajaban en la redefinición de la vanguardia, ambos ganaban dinero creando escaparates para grandes almacenes bajo el nombre de Matson Jones (Matson era el apellido de soltera de la madre de Rauschenberg; Jones era casi un homónimo de Johns). Existe un cierto relato histórico del arte que afirma que Johns y Rauschenberg fueron los fundadores del arte pop, enzarzados en una batalla ideológica con Warhol. Johns le restaría importancia - "No creo que me viera a mí mismo en relación con Andy", decía, pero añadía que Warhol le dio una serigrafía con la que practicar-, pero él y Rauschenberg al menos competían con él en cuanto a su trabajo comercial.

Para Johns y Rauschenberg, los escaparates no eran más que una herramienta financiera, pero Warhol, que en aquella época era más conocido por su ilustración comercial, lo hacía bajo su propio nombre y había alcanzado bastante éxito. Había comprado un dibujo de Johns en una exposición colectiva, y cuando ambos se conocieron, hacia 1958, Johns le dijo a Warhol que conocía su obra.

Times Square

Por un momento Warhol parecía encantado, contaba Johns, hasta que quedó claro que éste se refería a su obra comercial (hacía dibujos para I. Miller, el fabricante de zapatos con una tienda en Times Square), y le explicaría que Bob y él habían recibido el encargo de hacer un escaparate para I. Miller, basado en los dibujos de Andy. Andy Warhol le dijo entonces, afinando su voz en una especie de tímido quejido, que ¿por qué no le habían pedido que lo hiciera él?

En 1961, terminaría la relación entre Johns y Rauschenberg. Después se cruzaron de vez en cuando, pero nunca tuvieron encuentros planeados. (Rauschenberg murió en 2008, a los 82 años.) Poco se sabe sobre las causas de esta ruptura; Johns decía que simplemente hubo un distanciamiento. El hecho de que hayan salido a la luz tan pocos detalles de esta relación, en gran parte porque Johns y Rauschenberg solían negarse a hablar de ella, significa que ha adquirido una especie de estatus mítico.

Rauschenberg utilizaba con frecuencia a sus parejas sentimentales en sus obras, como su mujer, Susan Weil, y Cy Twombly, con quien mantuvo un romance que contribuyó al fin de su efímero matrimonio con Weil. Por su parte, la relación de Johns con Rauschenberg no se ha limitado necesariamente al armario. Los escritores de los años 60 y 70 los calificaban de "amigos íntimos", aunque en los últimos años se ha pasado a hablar de "amantes ocasionales".

Mentiroso

Los detalles que existen proceden en su mayoría de la obra que realizaron durante este periodo y justo después de distanciarse. Los críticos han especulado durante mucho tiempo, por ejemplo, con que el adusto cuadro gris de Johns Mentiroso, de 1961, en el que aparece la palabra del título en mayúsculas destacadas en la parte superior del papel, se refería a Rauschenberg.

Independientemente de cualquier detalle, sexual o de otro tipo, sobre su unión, lo que emerge con más fuerza de la obra que produjeron juntos es la evidencia de una existencia entrelazada, una intimidad que era en cierto modo más estrecha que el matrimonio. "Jasper y yo intercambiábamos ideas, literalmente", decía Rauschenberg a Calvin Tomkins en su biografía de 1980 Off the Wall.

Caminos

Después de separarse, cada uno siguió siendo un artista célebre, pero sus respectivos papeles cambiaron. Rauschenberg se volvió más abiertamente político y fue acogido por una contracultura estadounidense que utilizó su obra para criticar diversas causas, desde la guerra de Vietnam hasta el cambio climático. Más tarde, en los años 80, puso en marcha un proyecto llamado Rauschenberg Overseas Culture Interchange (Intercambio Cultural de Ultramar de Rauschenberg), con el que viajó por todo el mundo, intentando utilizar su arte como impulso de diálogos interculturales que esperaba condujeran a la paz mundial. Financió este programa en parte vendiendo obras de su colección, incluido al menos un cuadro de Johns de cuando ambos vivían juntos.

Johns se encerraba cada vez más en sí mismo. Nunca hablaba de temas de actualidad ni se atrevía a pensar que su obra podría resolver los problemas del mundo. Rehuía la adoración pública. (Una excepción se produjo en 1999, cuando Johns interpretó una versión cleptómana de sí mismo en un episodio de Los Simpson, robando bombillas y aperitivos en el tipo de inauguración de arte que generalmente ha evitado en su vida real). Pero al hablar de Rauschenberg, Johns se mostraba, si no muy animado, al menos abierto. 

A la pregunta de si alguna vez se cansaba de que le preguntasen por Rauschenberg, respondía: "Hoy no". Cuando se le sugería que Rauschenberg y Johns eran el público principal del otro, Johns respondía sin vacilar: "Es cierto". Decía que ambos se mostraban sus obras constantemente y que, una vez terminada su amistad, Johns nunca fue capaz de encontrar otro espíritu afín a ese nivel:

La relación con Bob era extremadamente importante para mí; como artista y como ser humano. Así que terminar el contacto con una opinión honesta que estás dispuesto a aceptar: tenerla o no tenerla es una diferencia enorme.

Fantasmas

La escultura Painted Bronze (1960), fue realizada después de que Willem de Kooning comentara que un artista podría darle al galerista Leo Castelli dos latas de cerveza (declaradas como obras de arte) y que Castelli podría venderlas. No mucho después de su separación de Rauschenberg, Johns se encontró de nuevo en Carolina del Sur, para una exposición en el Museo de Arte de Columbia, que se convirtió en una especie de reencuentro con la gente de su infancia.

Como contó en un documental de televisión de 1966, alguien le habló de una casa en venta en la remota Edisto Beach, al sur de Charleston. Fue a verla y no le gustó especialmente -el interior estaba pintado de rosa-, pero, al examinar los armarios, encontró una botella de bourbon medio vacía bajo el fregadero de la cocina, lo que interpretó como un buen augurio. Johns empezó a tomarse descansos de Nueva York -primero en Edisto, luego en sus casas del Caribe y en Stony Point, Nueva York, donde John Cage era su vecino- hasta que finalmente se trasladó a Sharon en 1998.

Desde mediados de los años 60, Johns trabaja con el mismo extraño códice de símbolos que parecen componer un lenguaje que solo él domina por completo. "No hay muchos artistas en los siglos XX y XXI que retomen y reelaboren con tanta constancia lo que es esencialmente un pequeño léxico de imágenes", afirmaba Scott Rothkopf, del Whitney Museum of American Art. Su trabajo tras su primera década como artista se ha definido por una continua resucitación de estas imágenes, como fantasmas que no puede eludir del todo.

Significados

Sus obras hablan por sí mismas y por él. Está la lata de café vacía, atestada de pinceles, algo así como la escena primigenia de Johns, que ha esculpido y fundido en bronce, convertido en litografía y pintado en diversos momentos de su carrera. Abundan sus marcas cruzadas, casi absurdamente sencillas, que empezaron a aparecer en su obra en 1972 y que, según él, ofrecían "la posibilidad de una completa falta de significado".

Hay figuras de palo que sostienen pinceles. Hay calaveras. Y su notable uso del color gris para cubrir un cuadro de tristeza. Aunque vuelve a los mismos motivos una y otra vez, complica su significado continuamente con la adición de algún elemento nuevo, a menudo muy personal: un retrato de Castelli (como en Racing Thoughts, de 1983); los planos de la casa de su abuelo (como en Mirror's Edge, de 1992); la propia firma del artista, procedente de un sello de caucho que había hecho y que decía Regrets, Jasper Johns, un objeto que hacía aún más fácil rechazar cualquier cosa que alguien quisiera que hiciera. De hecho, hay dos Jasper Johns: el que es incapaz de mantener a raya el pasado, cuyos recuerdos parecen filtrarse en sus cuadros como el agua de un grifo roto; y el que hace las cosas de memoria, con una especie de fría indiferencia.

Varias personalidades

Estos personajes también han estado enfrentados en su vida, por supuesto. Está el Jasper Johns que escribió una carta en 1959 respondiendo a una crítica del crítico Hilton Kramer que no le gustó ("gracias a Dios, el arte tiende a ser menos lo que escriben los críticos que lo que hacen los artistas"), escribía; y el Jasper Johns que afirma estar sorprendido de que alguien tenga una opinión sobre su obra, como ha dicho repetidas veces. Está el Jasper Johns que hablaba en los años setenta de querer vender un cuadro por un millón de dólares, una cifra entonces inaudita para un artista vivo (en 2014, un cuadro de una bandera se vendió por 36 millones de dólares en una subasta de Sotheby's) y el Jasper Johns que evita cualquier conocimiento del mundo del arte contemporáneo como un objetor de conciencia.

Para alguien que afirmaba no tener opinión sobre exposiciones de arte o subastas o cualquiera de las otras maquinaciones globales del mercado, Johns también contaba con admiración una historia que había oído sobre Jackson Pollock visitando una sala de exposiciones de Mercedes-Benz, en la que señalaba un coche y decía: "Un cuadro."

Muy cauteloso y lacónico

Jasper Johns solo ha asistido a dos muestras de arte, la Foire Internationale d'Art Contemporain, en París, y Art Basel, en Suiza, en los años setenta. Un librero de Basilea vendía un libro que hizo con Samuel Beckett en 1976, titulado Foirades/Fizzles. Le echó un vistazo y luego se quedó de brazos cruzados. Todo le resultaba extraño y desagradable, relataba mucho tiempo más tarde Jasper Johns.

Siempre se mostraba extremadamente cauteloso a la hora de tener que hablar sobre su propio proceso artístico. Preguntarle sobre su enfoque personal era como empujar una roca colina arriba y dejarla caer una vez alcanzada la cima, para verla estrellarse con estruendo metros más abajo. En una oportunidad, y al explicar Jasper Johns que había trabajado durante tres o cuatro años en un cuadro, se le inquirió sobre cuál era el momento en el que él llegaba a la conclusión de que una obra estaba terminada o no. Se quedó entonces pensativo y demoró un par de segundos, antes de responder lacónicamente:

Creo que simplemente te rindes.
Notas

Anita Haldemann (ed.), «Jasper Johns - Der Künstler als Sammler: Von Cézanne bis de Kooning», München: Hirmer Verlag GmbH, 2023, 144 Seiten, 150 Abbildungen in Farbe. ISBN: 978-3-7774-4223-5. Paperback 49,90 €

Comentarios
Para escribir un comentario debes identificarte o registrarte.