En la siguiente visita de la OSG, ¿podrían traer de nuevo a Soyoung Yoon para tocar la Fantasía sobre Carmen de Sarasate –una obra breve del gusto de todos y que creo que a la coreana le encantaría- y reservar para la segunda parte algo de más enjundia?
Las canciones de Holmès / Rodríguez se escuchan con agrado, la orquestación sonaba resultona, y la soprano Natalia Labourdette volvió a regalar su precioso instrumento a un público que se dio perfecta cuenta de que no estaba ante una cantante cualquiera, y lo demostró con aplausos largos y ruidosos.
Cuando tantas veces la música de las compositoras es considerada una 'guinda' añadida al pastel, es un placer asistir a un concierto donde Amy Beach es la suculenta tarta y un maestro de la talla de Elgar la guinda.
Mientras el primer movimiento sostuvo -a duras penas- su discurso, el segundo pareció más un problema de álgebra que un diablillo haciendo travesuras;el maravilloso Adagio terminó durmiéndose;y el aún más maravilloso Finale se quedó con los pies en la tierra, cuando se supone que debe sonar flotando en una nube
Desde hace ya más de treinta años Coruña cuenta con una agencia de inteligencia musical de primer orden –compuesta por dos entidades, la Orquesta Sinfónica de Galicia y un público fiel como el que más-, que sin embargo permanece encerrada en un establecimiento inadecuado.
La única obligación de un regista es ofrecer al público un espectáculo dramático-musical coherente y convincente, lo que se llama 'magia teatral'.Y en esta producción de Rafael Villalobos están ausentes la coherencia y la magia.
González-Monjas es un director muy diferente de su predecesor, pero justamente ahí está la gracia: Slobodeniouk se ha ganado los galones de maestro internacional con la Sinfónica de Galicia, y estoy bien seguro de que el público y la orquesta comparten mi deseo de que el pucelano también los consiga.
Paul Daniel conoce el oficio y se ha atenido a las posibilidades de los medios a su disposición, sabe ejercitar su poder de seducción y la Real Filharmonía se ha entendido bien con su maestro.
Un programa tópico el de Alagna, donde todo sonó bien -aunque soso y sumamente previsible- y sin duda disfrutamos.Pero, ¿debería ser esto lo buscado en la gala final de la 70 temporada, que reunía aficionados no sólo coruñeses, sino también llegados de fuera?