Una dirección de actores dinámica en la que la iluminación fue una protagonista más nos llevó a un impactante final, muy alejado de las indicaciones del libreto, pero sin duda efectivo.
Maddalena era la primera vez en la carrera de Chiara Isotton.La pena es que sólo se le hayan confiado dos funciones.Sinceramente espero que se haya acabado para ella la época de ‘cover’, de una única función (con suerte) entre las últimas, y naturalmente de pequeños papeles.
Giancarlo del Monaco volvía así, a través de la reposición de Allex Aguilera, al Maestranza, con una concepción escénica del drama de 'La vida breve' muy esencial, al que despojaba de folclorismos
La escenografía ofrecía unas efectivas proyecciones videográficas que hubieran sido suficientes para ambientar la acción de la ópera y dejar libre el modesto escenario del Teatro Colón.Pero Emilio López optó por invadir el escenario con unas ridículas mini-pirámides mayas, y unas horrendas y descomunales calaveras con lucecitas parpadeantes en las órbitas.
Vicky Peña es una Antigua de esas que hacen historia, tal es su espontaneidad y descaro en escena, quien encuentra su perfecto alter ego en el áspero y rudo Chinchorro de Pep Molina, un dúo que encumbra el buen teatro hablado, el del disparate y surrealismo que define a estos dos personajes.
Muchos podrán decir que si una obra no ha prevalecido en el repertorio es por su escaso mérito y valor artístico.No es el caso de Circe, pues lo que más llama la atención en un primer momento escuchando esta ópera es su lenguaje orquestal.
La directora reviste la trama de un aura de fantasía donde los personajes parecen surgidos de un libro antiguo de cuentos infantiles cuyas estéticas adquieren perfiles caricaturescos y extremadamente hiperbólicos, ubicándose en una escenografía que recrea toda la pomposidad del palacio real y la belleza de los paisajes campestres, una opción que consideramos válida para describir ese país imaginario del que nos habla el libreto y que alude a España sin decirlo expresamente.
El criterio escénico de Giancarlo del Monaco nos sitúa frente a los fantasmas y miedos de la gitana Salud, optando por un clima opresivo y traumático que bien puede ser un trasunto del subconsciente de la sufriente protagonista.
Esta conversación, completamente ficticia, nos sitúa durante un ensayo de la propia obra y nos ofrece la imagen de un apocado Falla frente a un Giménez, veterano hombre de teatro que anima al joven Don Manuel a buscar el éxito en París.