Penella compuso un admirable tratamiento prosódico del texto en las partes más recitadas, por lo que toda la obra de principio a fin es musicalmente cantabile, de canto muy natural.Nada que ver con las experimentaciones harto indigestas y metidas con calzador de don Tomás Bretón décadas atrás.
Una orquesta muy implicada y de virtuoso empaste —algo que asimismo se podría decir del espléndido coro— se lució a las órdenes del algo impulsivo Óliver Díaz, que se centró en maravillar desde el foso opacando en cierta medida el brillo de las voces femeninas en la escena.
El Teatro de la Zarzuela vio por vez primera cómo brillaron de nuevo las elevadas facultades canoras de soprano lírica de agilidad que atesora Lisette Oropesa, en la que prepondera un mórbido registro central y unos firmes agudos, espléndidamente emitidos, a lo que une una presencia carismática en el escenario que atrapó al espectador desde su primera interpretación
A solo, Javier Ulises Illán dirigió a la Orquesta del Festival de El Escorial el pasodoble taurino de «El gato montés», en el que tuvimos la sensación de estar asistiendo a la feria de un pueblo o en un templete de música con una orquesta de bolo.
A lo largo de toda la velada Yoncheva exhibió un sobresaliente y meritorio manejo de la dicción, hasta el punto de contagiarse del dialecto andaluz en páginas como las Carceleras de «Las hijas de Zebedeo» de Chapí o el garboso dúo de «El gato montés» de Penella, en el que contó con la participación estelar del tenor Alejandro del Cerro.
Conocí a Gillen Munguía, por casualidad, tras sus dos audiciones en el último concurso Viñas en el Conservatorio del Liceu.En la primera cantó una excelente versión del aria de Mcduff del Macbeth verdiano;
El término granadino malafollá no está reconocido por la RAE a pesar de que cuenta con su bibliografía aproximativa.Atento al quite, un gustoso vino de la zona toma su nombre y ensaya en la etiqueta una definición breve y al parecer certera de la palabra: no ser malo pero aparentarlo.
Plácido Domingo se hizo cargo de casi todos los papeles baritonales, aunque volvió a su antigua (y real) cuerda de tenor para interpretar, como final de la primera parte, uno de sus grandes éxitos de siempre: ‘No puede ser’ de La tabernera del puerto.
Se ha presentado ya la programación de la XXVIII Temporada Lírica del Teatro Cervantes, que incluirá un recital lírico de Ainhoa Arteta y José Bros, las puestas en escena de Nabucco y Tosca, y la Antología de la Zarzuela cuya presidencia de honor ostenta Plácido Domingo.