Esta 'Jenůfa' salió espléndida gracias a una dirección orquestal clarividente en el cincelado de cada acorde, y un tratamiento nunca exagerado, sino de una sobriedad clínica, y que evitó intensidades melodramáticas
Un concierto debe verse siempre como un medio de comunicación indispensable, como un contacto vivo entre personas activas, ya sean oyentes o intérpretes.Un compositor siempre debe mirar hacia delante, buscar lo nuevo.
Pappano acreditó sus talentos con dos funciones en concierto de La Rondine, una obra frente a la cual nadie esperaba menos que una interpretación modélica, y en las antípodas, un programa de compositores ingleses que nadie asociaría con la italianidad que muchos insisten en atribuirle, a pesar de que habiendo nacido en Londres de padres italianos, nunca ha vivido en Italia sino entre su ciudad natal y Connecticut
La Filarmónica de Viena debutó en la Gran Sala el 25 de marzo de 1914, dirigida por Richard Strauss, con la Sinfonía en do mayor «Júpiter» de Mozart, la Obertura nº 3 de Leonore de Beethoven y la Sinfonía doméstica en fa mayor de Strauss.
Hace apenas algo más de un año tuvimos un concierto (con piano) parcialmente igual a éste, y para esas piezas casi no ha cambiado mi opinión sobre la interpretación de ambas estrellas, como siempre torrencialmente recibidas y despedidas aun con mayores ovaciones
Qué duda cabe que el arribo de Sir Antonio a la LSO es lo mejor que le ha podido ocurrir a esta orquesta en los últimos años.Pappano, próximo director principal de la LSO, es el conductor ideal.
El paso de la titularidad musical del Covent Garden a la de la Sinfónica de Londres implica para Pappano un enorme salto de su rutina operística a un mundo sinfónico que podrá explorar más asiduamente
El hecho de que González-Monjas ejerciera también de solista añadió otro punto inusual a un concierto que ni en una mala noche hubiera sido aburrido: lo espectacular puede partir tanto de un susurro como de un tutti.
Von Hoffmannstahl ha puesto en boca de Elektra un vocabulario frondosamente freudiano que debe ser gesticulado con intención bien sincronizada con el fraseo.De lo contrario, Elektra queda reducida a una loca gritona, como ocurrió en esta oportunidad.
Patricia Kopatchinskaja fue muy exigente consigo misma en la lectura de las complejidades rítmicas de Say y deslumbrante en los momentos de lirismo, viviendo la música como es su costumbre y bailando a veces a su manera.